Revista Opinión

Un “Hola” entre dos Mundos

Publicado el 06 julio 2019 por Carlosgu82

No es un secreto para nadie la extrema inmigración a la que han sido sometidos los venezolanos durante los últimos años, que se debe a la crisis en la que se encuentra el país hoy en día. Tampoco es sorpresa las penurias en las que se involucran los venezolanos, es como vivir constantemente en un programa donde tienes una prueba de supervivencia cada vez más difícil, quedando como única opción huir.

Por supuesto que no todos tienen presente esa posibilidad, ya sea por familia, falta de recursos, amor a su país o el simple hecho de que existe algo que los detiene. Sin embargo debemos destacar la realidad más allá del “amor a la patria”, uno de cada diez venezolanos emigra en busca de una mejor vida, y esto no en un avión de primera clase con champaña, sino de formas bruscas e incomodas que generan incertidumbre en el trayecto, a esfuerzos desmedidos por familias enteras, a pagos para “acelerar el sistema” vaciando aún más los bolsillos de nuestros ciudadanos a base de corrupción, como otros factores que certifican la etiqueta que propone la ONU al tratar al emigrante venezolano como refugiado.

Por otro lado, más que las condiciones miserables que viven los venezolanos entra la nostalgia, la falta que le hace a una madre su hijo, el tiempo que debe estar un niño sin su padre que está en busca de un mejor porvenir. Pierden esa presencia, saber que esa persona ya no estará más a tu lado y aun teniendo esa situación económica más o menos estable, sabemos que enviar o recibir dinero dependiendo si hablamos de emisor o receptor no llena ese vacío que deja desde un momento de su partida.

Entonces encontramos a un venezolano que no se caracteriza por la superficialidad o notar más la ausencia física, sino uno que ve subjetivamente las palabras, lo que escribe ese ser querido para decir “estoy bien”. Aquí hallamos la intervención de las redes sociales y de los medios de comunicación que se han convertido en los principales mecanismos que encuentra el venezolano para no perder el contacto.

WhatsApp, Facebook, Skype, entre otros… Más que unas redes sociales, se han vuelto en cierta forma, la personificación de aquellos que nos hacen falta. Las video llamadas se han convertido en la forma más cercana de encuentro entre estos individuos, se olvida por un momento que no están aquí, y es cierto, luego caemos en la realidad de que no es así, pero ¿Acaso es de locos ser feliz por un segundo cuando vives diariamente el mismísimo infierno? Las palabras han derribado ese muro que ha creado la distancia física entre los países involucrados, y ha dejado en ridículo cualquier visa o pasaporte. Esto es un lujo que en la época de Pérez Bonalde no se podía gozar, aunque, después de todo no sigue siendo suficiente.

No a todos nos ha tocado, pero uno nunca sabrá cuándo va a escuchar a algún amigo o familiar decir que se va. Al momento, no lo asimilas; quizás pasa un mes y aún no lo ves, pero cuando los ves atravesando esa compuerta en el aeropuerto. Jamás sabrás cuándo va a llegar el momento en que lo único que tengas agendado sea «Prima Chile», «Tío Perú», «Fulanito México» y así todos los números de nuestros seres queridos que se encuentran en otro país.

Las palabras tienen un poder que no muchos pueden ver al no tener la experiencia de tener a alguien lejos, pero una vez que pasas por esa situación, es inevitable ver la belleza en un mensaje de esa persona, o en lo hermosa que se ve la cara de esa persona a través de la pantalla. Porque esa es la nostalgia, la que nos hace ver cuán hermoso es que actualmente haya tantos medios para no sentirnos tan lejos y a pesar de lo horrible que pueda ser, vale la pena ser feliz por un momento, aunque sea a través de una pantalla

Aun cuando podemos sostener estos lazos con quienes han abandonado el país, es lógico que todos debemos hacer lo que esté en nuestro alcance por traerlos de vuelta, que no nos debemos conformar con una pantalla y que para eso necesitamos reformular lo que queremos para nuestro país y nuestros futuro ¡Nosotros no somos los que debemos irnos!


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