La Policía lo rescató en un allanamiento realizado gracias a la denuncia de periodistas. Estaba desnudo, hacinado sobre su orina y excremento adentro de una pieza donde lo mantenían privado de la libertad con cadenas y candado. Ocurría desde hace muchos años.
Gracias a la denuncia de periodistas de una emisora radial, un hombre con cierto grado de retraso mental que vivía en condiciones inhumanas, generalmente encadenado, fue rescatado ayer en el allanamiento que la Policía realizó en una vivienda de la zona Sur de la capital correntina. Allí lo encontraron en mal estado de salud, inmovilizado en una pieza, hacinado sobre su orina y excremento.
El procedimiento lo concretó la Dirección de Investigación Criminal (DIC) luego de obtener la orden de requisa a un domicilio situado en el barrio 3 de Abril, en un pasillo continuación de avenida del Cuarto Centenario.
Apenas ingresaron los efectivos hallaron a Carlos González, de 30 años, inmovilizado en una pieza con las manos sujetadas con cadenas y candado a las rejas de una ventana.
Para sorpresa de los policías, en la casa estaban la madre de la víctima y otros familiares directos, quienes inmediatamente se excusaron en que lo tenían de esa forma porque “sino se escapaba a cada rato”.
Si bien este delito calificado como “privación ilegítima de la libertad” ocurría aparentemente desde hace algunos años, no fue hasta la semana pasada que llegó a oídos de las autoridades.
Dos trabajadores de prensa, de Radio Sudamericana, supieron lo que pasaba con González. Entonces, lejos de desoír aquella versión, canalizaron de inmediato a la Policía los datos logrados en una investigación periodística.
Con una serie de evidencias concretas, la DIC solicitó a la Justicia una autorización de allanamiento que efectuaron ayer a la mañana en la vivienda de Blanca Ledesma, de 60 años, madre de Carlos o “Carlitos” como lo conocían algunos vecinos.
En el lugar, además, estaba Ignacio Francisco Miño, el padrastro, y Alejandro Javier González, el hermano. Todos quedaron demorados para dar explicaciones ante las autoridades.
Mientras duró el operativo estas personas, como otras que llegaron después, parecían no inmutarse y cuando algunas observaban sentadas con tranquilidad los restantes preparaban comida sobre la mesa en la que un oficial labraba las actas.
En tanto, transcendió que la madre presuntamente percibía una pensión por discapacidad de su hijo.
Durante el trabajo en la vivienda los policías secuestraron cadenas, un candado y hasta un collar similar a los usados para sujetar perros, aunque en este caso, según se investiga, servía para atar al hombre a la altura de los tobillos. “Tiene algunas marcas de lesiones en las piernas y las muñecas”, explicaron a época fuentes del caso.
También encontraron una “estaca de hierro” que, presuntamente, clavaban en la tierra, en el patio, para enganchar la cadena de apenas un par de metros debajo de una arboleda.
Carlos dormía sobre un viejo colchón despedazado arriba de una cama de hierro a la que también lo ataban. Nada más había en la habitación donde pasaba la mayor parte de los días, salvo por un jarro donde le ponían agua y un pote plástico tirado en el piso del que comía con una cuchara.
Finalmente el hombre fue trasladado al Hospital de Salud Mental San Francisco de Asís para recibir tratamiento adecuado al cuadro de dificultad que presenta.
http://www.horizonte963.com.ar/2013/01/hombre-con-discapacidad-mental-vivia.html
Revista Solidaridad
Un hombre con discapacidad mental vivía encadenado por su familia en su casa - Argentina
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