Revista Cultura y Ocio

Un hombre ha terminado de escribir

Por Monpalentina @FFroi
Un hombre ha terminado de escribir

  • IV Premio de Poesía Ciudad de Pamplona, 2010

Cuando se abrió la plica que guardaba el nombre del autor de este libro, los miembros del jurado que lo habíamos considerado el mejor de los presentados al IV Premio "Ciudad de Pamplona", nos llevamos una alegría al descubrir que por primera vez el ganador era un poeta de la tierra, un pamplonés de 45 años, con una amplia trayectoria literaria a sus espaldas y, sobre todo, con una probada vocación poética, refrendada con valiosos premios y publicaciones.
Un hombre ha terminado de escribir es un libro sabiamente compuesto, en que la variedad de personajes y situaciones que por él desfilan, resulta armonizada por la elección para todos ellos de una estrofa original y maleable: poemas de doce versos endecasilábicos, con rima sonante arromanzada.
Que nadie se asuste. el lector disfrutará a un tiempo de la diversidad y de la armonía compositiva, todo ello al servicio de una visión aguda y múltiple de nuestro tiempo, expresada en un lenguaje accesible y certero. Un libro con muchas facetas. Un retrato colectivo de un mundo, en el que todos, de una u otra forma, podemos sentirnos retratados.
Jesús Munárriz

  • Por mucho que se mira y se compara
Por mucho que se mide y se compara, que se mide las manos, da lo mismo. Todos más altos que él, con mejor coche, más famosos, delgados y atractivos. Todos con mejor sueldo a fin de mes dándoselas de ricos, bien vestidos, todos con rubia al lado y secretaria de medianoche a tres, todos más listos. Donde encontrarse pronto con alguno peor que él, mejor si es conocido... Para ser como yo te haría falta clase y saber estar, se pone digno.
  • Y qué decir de los que llevan puesta
Y qué decir de los que llevan puesta desde primera hora una sonrisa, una palabra amable para todos, para todos que tal y buenos días. Y qué decir de los que no se cansan jamás de trabajar y andar la vida haciendo tanto bien sin hacer ruído, contangiando sus ganas y alegría, mediando en discusiones, soportando, y disculpando errores y caídas. Y qué decir de los demás mortales contando a duras penas otro día.
  • Suele morir de día, acostumbrado
Suele morir de día, acostumbrado, pone en blanco los ojos, los sentidos mientras baja la diestra a la cintura con el sol a la espalda, el alma en vilo. Afronta así las luces como un duelo contra mí, contra tí, contra sí mismo, que si el mundo amanece contra él, aburrido otro día de haber sido el que barre después de cada fiesta, cuando nadie lo espera lanza un grito; ¡la manzana podrida, para otro! ¡Quedamos donde quieras, con padrinos!
@Revista Pernía, Nueva Época, 2010. Edita y Dirige: Froilán de Lózar


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