Revista Cultura y Ocio

Un homicidio al azar

Publicado el 07 octubre 2011 por Crónica De La España Negra @lacronicanegra

6Nada hacía sospechar que Iván Berral Cid, de 34 años, natural de Madrid cometería un crimen tan atroz y tan propio de una escena de una película de terror, ya que, aún parece increíble que este homicidio ocurriese.

Iván B.C era un hombre que tenía antecedentes desde los 20 años por malos tratos en el ámbito familiar, narcotráfico, resistencia y atentado a la autoridad, lesiones y amenazas.

Vivía habitualmente en albergues para gente sin hogar, a pesar de tener una casa cuyas paredes estaban golpeadas y su única decoración, era un poster de la película “Kill Bill” una película de Tarantino.

Los hechos ocurrieron el día 30 de Septiembre, cuando más de una treintena de feligreses asistían ese jueves a misa de ocho en la parroquia de Santa María del Pinar, en la calle Jazmín 7 (Pinar de Chamartín).

El homicida entró en la iglesia armado con una pistola de fogueo manipulada para disparar y el primer disparo recayó sobre la cabeza de una mujer embarazada que estaba sentada en las últimas filas y a la que le faltaban dos días para salir de cuentas, se dirigió entonces a la tercera fila y disparó de nuevo contra otra mujer de 52 años a la que hirió en el pecho, según confirmaron testigos presenciales. La mujer fue trasladada en estado grave al hospital La Paz.

Luego, el presunto asesino caminó hasta la mitad del templo…,

se arrodilló y ante el estupor y la confusión de los presentes se suicidó, pegándose un tiro en la boca con el mismo arma.

Los servicios sanitarios desplazados al lugar del suceso, tuvieron tiempo de practicar una cesárea a la fallecida, de 36 años, y salvar la vida del bebé, cuyo alumbramiento estaba previsto para el próximo sábado.

Esa noche, el niño recibía atención médica y permanecía estable en el hospital de La Paz, centro al que también fue trasladada la mujer herida. Se temía por las lesiones neurológicas que podría sufrir, pero falleció a los dos días.

El homicida no tenía ningún vinculo con las víctimas, de hecho su mujer era colombiana y estaba embarazada pero tenía orden de alejamiento, algunos testigos dijeron que minutos antes lo habían visto merodear por allí, vestía unos bermudas y un sombrero de paja y portaba una mochila en la cual llevaba la pistola y una carta de despedida que decía “El diablo me persigue”.

Entró a un bar próximo a la iglesia, tomó una cerveza y preguntó por el horario de misas.


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