Revista Libros

Un hotel en ninguna parte, de Mónica Gutiérrez (reseña de Loquemeahorro)

Publicado el 12 julio 2014 por Isi

Hoy cedo mi blog para que podáis leer la estupenda reseña de Loque sobre Un hotel en ninguna parte.

Un hotel en ninguna parte

Escribo esta reseña para confesar algo: en las últimas semanas estoy sufriendo una extraña mutación, un cambio que no me esperaba, a lo mejor es hormonal o algo que he comido, no sé.

No lo demoremos más, ha llegado el momento de decirlo públicamente. Uf, no sé, es difícil ¿eh? Vale, muy bien, lo digo: he salido del armario.

Sí, sí, del armario de los que dicen que no les gustan las historias de amor. Ya está, he de ser sincera, me he convertido en una romántica.

Pues sí, es duro descubrirlo a mi edad, pero creo que tengo que asumirlo, dentro de mí vivía una romanticona, ha salido y está desbocada.

Así que ahora me gustan los largos besos al final de las películas, los chicos que persiguen a la chica al aeropuerto para decirle que la aman y como me descuide me van a acabar por gustar las canciones esas que cantan un hombre y una mujer juntos, mirándose arrobados a los ojos.

Una cosa, estás arrobado cuando pones cara de “cuelga, tú” ¿no? Entonces, sí.

¿Y quién es la culpable? Pues Mónica Gutiérrez Artero ¡Que lo sepa todo el mundo!

Ella y su libro Un Hotel en Ninguna Parte, y párrafos como este:

Olvido el mundo cuando me abraza, escucho sólo el rumor del mar cuando escondo el rostro en la línea curva de su cuello, tan cálido.

Y aún peor:

Deseaba besarme con tanta intensidad que hasta el aire se ha vuelto espeso y caliente a nuestro alrededor.

Jo, Mónica Gutiérrez, esto no se hace.

Una de las manifestaciones más insidiosas de este virus es que ahora me gustan las canciones románticas. Quizá no os parezca muy grave pero es que me gustan las canciones románticas… (valor, hay que confesarlo) … francesas … y aún peor (sí, hay algo peor), las italianas.

Y no solo eso, también me ha convencido de que los compañeros de trabajo pueden ser buenas personas (ya ves tú qué fantasía) y hasta convertirse en tus mejores amigos, en vez de esos seres extraños que se lían a golpes con la máquina para quedarse con la coca-cola esa que siempre se queda enganchada, dispuestos a perder algún miembro a cambio de 35 céntimos de euro.

Y ahora les saludo sonriente y soy amable con ellos y todo ¿se puede caer más bajo? Mónica, me estás destrozando la vida, a este paso me va a caer bien hasta mi jefe.

Bueno, lo de mi jefe es un suponer.

Y otros efectos secundarios es que empiezo a pensar bien de todo el mundo, hasta de los premios Nobel, aunque después me acuerdo de Cela, y se me pasa.

Ah, y que escribo cuatro postdatas en cada correo. Tengo la “p” y la “d” desgastadas, la verdad. Me debe un teclado, como mínimo.

Y atención a este párrafo
“La cocina de Joaquim olía a chocolate y a vainilla, Marbel estaba rellenando unas tartaletas con crema pastelera y fresas,…”

Y hay más por el estilo ¿hay derecho a esto? Así que Mónica Gutiérrez, que sepas que tienes la culpa de que me guste el chocolate caliente, los bizcochos, las galletas y … vale, antes lo tomaba, pero solo lo estaba probando a ver si me gustaba… una y otra vez.

Y otra, y otra.
Y otra más.

Para finalizar, diré que no solo quiero confesar abiertamente el lamentable estado en el que me encuentro, sino que creo que debo alertar de que hay algo extraño en este libro para producir estos efectos.

Mónica, confiesa ¿esto tiene imágenes subliminales o algo, no?

rakin5

Título: Un hotel en ninguna parte
Autor: Mónica Gutiérrez
Edición: libro electrónico
ASIN: B00KQVQ43U
Páginas: 186
Precio: 1,98 €

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