He visto cosas bonitas en el viaje, montañas expectaculares, desiertos, valles, bosques, mar, lagos, ríos. Pero nada como los puentes colgantes que he visto a escasa hora de Cherapunjee. Y ¿qué tienen de especial estos puentes? pues que son naturales, hechos de raices, sin que el hombre haya ayudado.
Para llegar hace falta andar por un bosque tropical durante un par de horas, primero se baja al fondo del valle, atravesando pequeños poblados de la tribu Khasi. Una vez en el fondo del valle se atraviesan 2 puenetes colgantes, que anticipan lo que más adelante me va ha dejar sin aliento.
Y tras una curva, el primer puente de raices! Atraviesa el río por completo. Pero no se puede andar sobre él, es demasiado endeble, aunque precioso.
Más adelante un segundo puente, este mucho más sólido, y por este si que se puede andar, de hecho, cruzarlo es la única vía para llegar al objetivo. El puente de dos pisos.
Y al llegar se te salta la risa, porque es díficil imaginar un capricho de la naturaleza tan perfecto, tan bonito, tan inusual.
Tanta era la alegría, la sensación de comunión con la naturaleza, que me tuve que desnudar y meterme en el río, bajo una cascada y frente al puente de raices.
La mejor manera de disfrutar de este lugar y refrescarme tras la caminata, y coger fuerzas para subir lo que en la ida había sido todo bajada!
Espero que las fotos hagan algo de justicia al lugar, mágico.
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