Revista En Femenino
Por falta de azúcar en el torrente sanguíneo, o hablando con propiedad, de glucosa, es por lo que mi hija ha estado ingresada en el hospital, y ya es la tercera vez en nueve meses. El cuadro es siempre el mismo. Tras vomitar varias veces le baja la glucosa. Entonces sube la acetona, lo que le provoca aún más vómitos, con las consiguientes bajadas de azúcar y pérdida de sales minerales, hasta que comienza a deshidratarse. Llegados a un punto la única solución para que su cuerpecito vuelva a funcionar como debe es el suero intravenoso.
Aunque es pequeñita se va convirtiendo en una experta en estas lides (la experiencia es un grado) y hay que reconocer que se maneja muy bien. No llora cuando la pinchan para extraerle la sangre o medirle la glucosa, y lleva su carrito con las botellas de suero con mucho mimo. Le llama “El Burrito”.
El domingo, cuando lo supe, yo no estaba con mi niña y eso me causó cierta desazón. La vida tiene estos senderos y no vale la pena darle vueltas. En cuanto pude fui al hospital y hemos pasado tres días entre aburridas y ansiosas por irnos. Desde ayer tenemos el alta, con algunas citas médicas en el horizonte.
Cualquiera sabe que en un hospital las horas se hacen muy largas y no ves el momento de salir. Ambas queríamos volver a la vida normal, a la bendita rutina del madrugón para ir al colegio y al trabajo. Hoy está feliz porque ha ido al cole y yo a lo mío, sin desesperarme porque en la bandeja de entrada había casi 80 mails y tenía mucha tarea acumulada.
Yo aprovecho este post para agradecer a mi familia y a El Desconcierto su ayuda y apoyo constante. Y no puedo dejar de darte las gracias, Susana, por ayudarme con mi hija mayor, en estos tiempos en los que todos vamos como locos y poca gente hace algo por los demás. Todo el mundo tiene problemas, responsabilidades y obligaciones varias, y no hay tiempo para echar un cable. Lo entiendo, y por eso valoro aún más que estuvieras pendiente de Martina (mi hija mayor), tú que eres mamá y trabajadora, cuando no puede llegar al cole a tiempo para llevarla a danza. A veces necesito que me escuchen, pero con niños y en según que circunstancias que te echen un cable no tiene precio.
Gracias también a Blanca y a Jana, que me han ofrecido su ayuda. Las muy incautas me preguntaron “¿quieres que haga algo por ti?” Señoritas, esas son preguntas de riesgo, porque os contesté que no, pero quien sabe cuando la respuesta va a ser un sí. Lo importantes es que estabais dispuestas y os lo agradezco mucho.
Esta vez apenas le he dicho a nadie lo del ingreso, no me apetecía hablar del tema, pero gracias a todos aquellos que se han/os habéis interesado por mi niña, que ahora se está echando una siesta de lo más rica. Y esperemos que las camas hospitalarias tarden mucho tiempo en acoger a tan delgada huésped (12 kilillos de nada). Ahora que se llevan las dietas hiperproteícas a mi hija le recomiendan glucosa, esto es carbohidrato a tutiplén. Aunque bien es cierto que ella no necesita someterse a la infausta operación bikini.