Revista Opinión
Un insulto y un atropello al pueblo venezolano
Publicado el 25 enero 2017 por James Nightingale @atracoalpuebloLa propuesta de UNASUR para revivir diálogo es un insulto y un atropello al pueblo venezolano
Como una siniestra estafa, o, lo que es lo mismo, un fraude monumental y criminal que no se propone otro objetivo que perpetuar a la dictadura de Maduro y liquidar a la oposición democrática, debe calificarse la “Propuesta de 21 puntos” con que se presentaron hace tres días en Caracas, el Secretario General de UNASUR, Ernesto Samper y sus “acompañantes”, los expresidentes, Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos.
Y que no debería sorprender a nadie, pues ya se conoce la identidad ideológica y crematística que une a estos facilitadores (“que ahora se hacen se llamar “acompañantes”) con su camarada, Maduro, si no fuera porque, está vez extremaron su cinismo hasta una impostura torpe y repugnante, lo llevaron a límites que cuesta encontrar aun entre gánsteres de la más aviesa y perversa catadura.
Lo demostraron una y otra vez el año pasado, cuando, aliados con un enviado del Vaticano, monseñor, Claudio María Celli, prepararon las condiciones para que la dictadura escapara de una caída inevitable y segura, y sobreviviera hasta hoy, en que vuelven insistir en un falso diálogo para buscar el remate.
Pero lo que han montado esta vez, no tiene nombre, es un mamotreto que llaman “Acuerdo de Convivencia Democrática”, copiosísimo, abundantísimo y burdo, cuya propiedad esencial es tratar de arreglar todo para no solucionar nada y permitirle al régimen cuantas dilaciones y postergaciones sean necesarias para que Maduro se eternice en el poder.
Ah, porque el adefesio da por sentado que Maduro llegará hasta el 2018, mientras, de la celebración de las elecciones para gobernadores y alcaldes este mismo año, como establece la Constitución, solo habla muy sesgadamente, y al final, y como si se trata de un compromiso prescindible.
Es el mismo tratamiento que le da a la libertad de los presos políticos, -a los que ellos llaman "personas privadas de libertad"-, y se remite a unas instancias políticas, morales y judiciales, según las cuales, no saldrá un solo preso político de la cárceles en los próximos 10 años.
Eso sí, en lo que sí es muy taxativo el esperpento es en la parte donde le otorgan el poder al TSJ, por encima de la Asamblea Nacional, anulando por completo el rol fundamental y esencial del poder legislativo, en una verdadera violación a la independencia de poderes públicos del Estado. Es decir que la UNASUR, los ex presidentes ideológicos y el Vaticano se están prestando, con la presentación de este documento, al golpe de estado continuado que viene dando Maduro contra la Constitución venezolana.
El TSJ es el brazo judicial del régimen y cómplice de la crisis y el enfrentamiento político que existe hoy en Venezuela con sus sentencias amañadas e inconstitucionales, hechas a la medida de Maduro para aniquilar a la AN y a la oposición democrática del país. Como es posible que ahora vengan los acompañantes dialogantes, a colocar al TSJ, un organismo que ha perdido toda credibilidad, como arbitro para dirimir la legitimidad de muchos de los puntos del acuerdo.
Adicionalmente no puede sino provocarnos el más absoluto rechazo que estos acompañantes se autopropongan como funcionarios permanentes al constituir una “Plenaria Conjunta” formada por cuatro representantes del gobierno y cuatro de la oposición, y los cuatro “acompañantes” que, en cuanto van actuar de manera permanente y entre sus países y Caracas, ganarán una boloña en dólares, como corresponde a los funcionarios internacionales, y pagados por el pueblo venezolano.
En definitiva que, esperamos que la MUD rechace el mamotreto presentado por los delgados de Maduro, convoque manifestaciones en todo el país para denunciarlo y condenarlo y continúe con la agenda de calle, en toda Venezuela.
Por Manuel Malaver @MMalaverM
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