En esta ocasión nos reta Dorotea, con un reclamo que me ha parecido divertido y original.Nuestro texto de esta semana debe estar basado en "bebidas". y el mío...te lo dejo ahora mismo.
Servir muy frío.
Miró el reloj del amplio y suntuoso comedor cuando hubo terminado toda la copa. Las nueve menos cuarto.
- Hoy estaba algo más dulce de lo habitual – comentó tras limpiarse los labios con una servilleta que costaba más que todo el valor de lo que ella pudiera declarar.
- Disculpe, señor. Lo he preparado con las indicaciones de siempre, y como siempre, lo he servido muy frío.
Las nueve menos diez. La copa, vacía, había contenido la bebida favorita del señor cada noche, tras acabar la cena: un Whiskey sour, una bebida que debía ayudar al muy cabrón a apagar la conciencia durante la noche porque por muy psicópata que fuera, era increíble que pudiera dormir sin ayudas.
El coctel debía ser agridulce pero en esta ocasión era menos agrio debido a un ingrediente sorpresa que Sara había añadido, después de haberlo preparado todo cuidadosamente a lo largo de meses, y años.
Las nueve menos cinco. Ahora sí.
- Ahora sí – dijo Sara.
- ¿Cómo? – Preguntó el señor confundido, ante la poca habitual costumbre de que la empleada comenzase de motu propio una conversación.
- Digo que ahora sí puedo decirle por qué le ha sabido dulce la bebida hoy. Tiene un buen lingotazo de etilenglicol que ya está haciendo de las suyas por su torrente sanguíneo – mientras escuchaba esto, el rostro del señor se desencajó. Sara nunca supo si fue por el inicio de la parálisis o por la sorpresa, pero continuó - . Soy Sara García Fernández. Quizá si le digo así mi nombre no le suene, pero seguro que recuerda a Carmen Fernández y a Paco García, a quienes asesinó usted en un accidente de coche tras embestir su carril, y echarlos de la carretera por cuadruplicar la dosis de alcoholemia permitida para conducir. Pero claro, esto nunca se supo, porque tenía y tiene usted suficiente dinero para taparlo y contratar en su momento un magnífico abogado. Mis padres murieron en el acto. Y mi abuela, de pena: pero nunca olvidó. Y yo, tampoco, por eso lo he organizado todo, a lo largo de estos años.
El refrán se equivoca solo a medias: la venganza no es un plato, pero se sirve muy, muy frío.
Nada más terminar de pronunciar Sara la última palabra, el señor pareció estar muy de acuerdo con todo, porque su cabeza cayó pesadamente sobre su pecho, como si asintiera en total connivencia.
Como siempre, te dejo aquí el enlace de la convocatoria para que puedas leer a otras personas participantes.