Revista Coaching

Un kilo de naranjas

Por Candreu
Un kilo de naranjas
Hace ya cuatro semanas que estoy de nuevo "en la ruta". El verano quedó atrás y hemos vuelto a disfrutar con las conferencias, sesiones de coaching... Esta semana, he reservado dos días para estar en casa. Ayer cumplí cuarenta años (gracias de corazón a todos los que me habéis felicitado... prometo contestar) y hoy, era el cumpleaños de Alicia, mi mujer. Así que he tenido tiempo para revisar viejos papeles, notas y algunos apuntes, y entre ellos he encontrado esta historia que hace unos meses me contó el bueno de César Martínez Dalmau.
Juan llevaba dos años trabajando en la misma empresa. Era un tipo muy serio, dedicado y cumplidor. Un día, se acercó al despacho del gerente de la empresa en la que trabajaba y le dijo:
- “Señor, llevo en la empresa más de dos años y creo que me he dedicado a ella con esmero y tesón. Estoy muy a gusto en mi puesto pero siento que no estoy suficientemente bien recompensado. Por ejemplo, Ana ingresó en un puesto igual al mío hace sólo 6 meses y ya ha sido ascendida a supervisora”. - “Le entiendo Juan, pero necesito un poco de tiempo para pensar en su petición. ¿Le importa si mientras pienso en ello me ayuda a resolver un problema?. Verá. Quiero que los empleados de la empresa estén sanos y para ello quiero regalar a todos ellos para el postre de la comida de hoy una pieza de fruta. ¿Podría acercarse a la tienda de la esquina, que venden fruta, y preguntar si tienen naranjas?”.
Juan se esmeró en cumplir con el encargo y en cinco minutos estaba de vuelta.

- “Señor, tienen naranjas para vender. Sí.”


- “¿Y cuánto cuestan?” preguntó el gerente.

- “¡Ah!. No pregunté por eso”

- “No hay problema, pero ¿viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?”

- “Tampoco pregunté por eso señor”- “Y si no hay suficientes naranjas, ¿qué otra fruta podríamos comprar?”
- “No sé señor, pero creo...”
El gerente descolgó su teléfono y llamó a Ana. Cuando esta se presentó le dio las mismas instrucciones que le había dado a Juan. Ella salió del despacho y en cinco minutos estaba también de vuelta.- “Ana, ¿qué noticias nos traes?”
- “Señor, tienen suficientes naranjas para todo el personal. Además son extraordinarias, traídas de uno de los campos que uno de los hijos del tendero tiene a las afueras de Valencia. Pero también hay plátanos, melones, manzanas y peras por si alguien prefiere otra cosa. La naranja está a 1,5 euros el kilo, el plátano a 2,2 la docena, el melón a 0,9 el kilo, y la manzana y la pera a 1,8 euros el kilo. Aunque me ha dicho el tendero que si compra mucha cantidad o de manera recurrente nos hará un descuento del 8%. Le he pedido que me separara suficientes naranjas para todos nosotros y que yo ahora por teléfono le confirmaría el pedido una vez usted lo aprobara”

- "Muchas gracias Ana” dijo el gerente mirando fijamente a Juan y diciéndole: “Juan, ¿qué me decías?”.
- “Nada señor, una tontería. Esto es todo, muchísimas gracias, con su permiso voy a trabajar”.
Y es que hay gente que como a Ana, se le nota esa actitud diferencial que sólo algunas personas poseen; ese brillo especial en sus palabras que hacen que las cosas se vean de otra manera, huelana diferencia entre unos profesionales y otros, ahora radica en aspectos mucho más intangibles, que tienen que ver con la actitud. Con esa capacidad de afrontar la vida, los problemasy el día a día con otra cara, con una sonrisa, con un plus de esfuerzo, con una mano tendida a los demás.

De todo ello, no lo olvides, hablaré el día 2 de Octubre en el Hotel Auditorium de Madrid junto a Victor Kuppers, Leopoldo Abadía y Santi Rodríguez en el Evento: Emociones en Tiempos de crisis. No dejes de inscribirte pinchando aquí.


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