Revista Cultura y Ocio
¿Con qué intención dejó un lector el otro día su ejemplar del periódico doblado por esta página sobre el capó de un coche frente a la Facultad de Derecho? Un Nissan blanco podría valer. ¿Todo fue casual? ¿También que yo pasase por allí? Parece que, más que afrenta, el aspa que tacha el nombre de pila del prestigioso catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid y director del Máster en Gobernanza y Derechos Humanos (Cátedra J. Polanco UAM/Fundación Santillana), y que pretende sustituirlo por el del famoso cómico, es una opinión sobre el contenido de este artículo «Cambio y Constitución». No creo que el autor del retoque haya pensado en que ese texto podría escribirlo el monologuista malagueño —sin tacos sería difícil—; pero sí que me parece que ha querido tildar de chiste lo escrito por el jurisconsulto. Y no por no compartir lo que dice, pues no se puede estar más de acuerdo con los juicios del profesor Rovira en su texto. Éste afirma con contundencia que «los partidos endogámicos están contribuyendo a debilitar la democracia al instrumentalizar las instituciones de garantía en su propio interés y convertirlas en muros de contención de las protestas. Cuando las cosas van mal, cuando arrecian los gritos de indignación de la gente, piden un informe o aprueban una norma para intimidar». Han convertido la ley en un objeto de consumo —dice— y la han puesto a su servicio; y en la situación actual, la Constitución vigente ya no sirve para garantizar nuestros derechos. También defiende que hay que frenar la corrupción, el caciquismo y el clientelismo, «sacar a los amigos y familiares de los cargos públicos y eliminar los privilegios de aquellos partidos políticos que han recibido dinero de forma ilimitada de cajas y bancos que salvamos de la quiebra con nuestros impuestos», y fijarnos nuevas reglas afrontando la situación sin extremismos. Aquí es donde yo comprendo al autor de la tachadura, cuyo escepticismo le lleva al terreno de la guasa y el cachondeo. También he pensado en que el Nissan sea de un profesor de Derecho Constitucional amigo de Antonio Rovira.