El otro día una alumna ya de la segunda mitad del Grado de Fundamentos de la Arquitectura me dijo que hasta el momento había estado muy ocupada en ir aprobando las asignaturas y en ir avanzando con su carrera -lo que no es poco-, y que tenía la sensación de que no se había ocupado de pensar qué es la arquitectura, cómo la quiere entender, y no había reflexionado sobre las cuestiones principales.
Me pidió que le recomendara un libro de arquitectura -porque además ahora, con las vacaciones de Navidad y con los Reyes Magos, es un buen momento para comprar alguno e incluso para leerlo- y no le supe qué decir. Le di muchas vueltas evocando qué libros de arquitectura me habían sacudido a mí y en qué circunstancias.
Me hice una lista apresurada con la convicción de que eran libros que me gustaron mucho, pero no sé si a ella le interesarían, y me sentí perdido y desorientado. Si mi misión es dar alguna orientación o alguna idea soy (de nuevo) un fraude.
La foto que he puesto es un fragmento de mi biblioteca, formada por años de amor por los libros. ¿Pero en qué se podría resumir? ¿Qué tres o qué cinco libros podría seleccionar para pasárselos ahora a alguien que está empezando a leer y a mirar? ¿Cuál fue el primer libro de arquitectura que yo leí?
Al lado de mi casa había una estupenda biblioteca pública que tenía bastantes libros de arquitectura que me nutrieron. ¿Cuál fue el primero? Recuerdo varios, y recuerdo que algunos que eran muy nombrados y recomendados no me dijeron nada. No los entendí. No era aún mi momento, y me da miedo recomendar ahora alguno y que no sea todavía el momento. Eso anularía ese libro para esa persona y lo dejaría en el amplio montón de los infumables cuando tal vez seis meses más tarde le podría haber servido de mucho. Así que no se trata de pensar ¿qué libro es bueno?, sino ¿qué libro le puede servir en este momento? Eso es un asunto imposible. ¿Cómo puedo saber yo su actual grado de madurez y sus curiosidades y preocupaciones actuales e intuir qué libro le puede acompañar?
Decía Borges que si un libro no te está gustando tienes que dejarlo inmediatamente. No intentes leerlo porque te hayan dicho que debes hacerlo. No se puede leer un libro por obligación, ya que la lectura es una de las formas de la felicidad y no se puede ser feliz por obligación. Bueno, en vez de glosarlo con rodeos va a ser mejor que lo transcriba:
Creo que la frase “lectura obligatoria” es un contrasentido; la lectura no debe ser obligatoria. ¿Debemos hablar de placer obligatorio? ¿Por qué? El placer no es obligatorio, el placer es algo buscado. ¡Felicidad obligatoria! La felicidad también la buscamos. Yo he sido profesor de literatura inglesa durante veinte años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y siempre les aconsejé a mis estudiantes: si un libro les aburre, déjenlo; no lo lean porque es famoso, no lean un libro porque es moderno, no lean un libro porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo; aunque ese libro sea el Paraíso Perdido -para mí no es tedioso- o el Quijote -que para mí tampoco es tedioso-. Pero si hay un libro tedioso para ustedes, no lo lean; ese libro no ha sido escrito para ustedes. La lectura debe ser una de las formas de la felicidad, de modo que yo aconsejaría a esos posibles lectores de mi testamento -que no pienso escribir-, yo les aconsejaría que leyeran mucho, que no se dejaran asustar por la reputación de los autores, que sigan buscando una felicidad personal, un goce personal. Es el único modo de leer.(1)
Tan solo me permitiría matizar a Borges que si el libro te parece tedioso tal vez no sea porque no haya sido escrito para ti, sino porque no lo ha sido para el "ti" de ahora. Es probable que mañana te entusiasme, pero cómo saberlo. Si hoy te pareció horrible es difícil que tiempo después le vuelvas a dar otra oportunidad.
Por otra parte, ¿qué es eso de un libro "de arquitectura"? Fiel al lema de este blog (quien solo sabe de arquitectura no sabe de nada, ni siquiera de arquitectura), debería recomendar la lectura de La isla del tesoro, Cien años de soledad, La colmena, Momentos estelares de la humanidad, El desierto de los tártaros o El aleph no solo a cualquier joven que quiera ser arquitecta, sino a cualquiera que quiera ser persona.
Afinando más, si alguien me pidiera consejo sobre libros más específicos para su formación como arquitecta, le debería recomendar algún buen libro de historia, o de economía, o de pensamiento crítico, o de sociedad urbana y sociedad rural, o de lo que fuera que le sirviera para pensar, para llenarse de dudas(2) y para necesitar leer otros libros. Porque un libro es, sobre todo, una puerta para otros. Y nunca se termina el vértigo de leer.
Preocupado por el asunto he utilizado el comodín del público. He escrito directamente en Twitter: "Por favor, ¿qué libro le recomendaríais a una alumna que está en cuarto curso del grado de arquitectura?", y las respuestas me han puesto en mi sitio. No me han gustado, cosa que, por otra parte, era lo esperable. Porque no se pueden recomendar libros. Porque a cada uno nos han marcado unos libros diferentes. Porque ese que me dices me pareció muy malo (y no lo es; solo me lo pareció a mí porque no me aportó nada), y el que yo te diga te parecerá muy malo a ti.
Ante todo esto solo se me ocurre una conclusión: No hay libros que recomendar en arquitectura ni en nada más. Hay que leer. Unos te gustarán más y otros menos. El criterio se irá formando por casualidades, por encuentros gozosos y por desencuentros lamentables. Es así. En la lectura no hay seguridad. A veces tienes que malgastar tu tiempo y tu dinero solo para darte cuenta de que ese libro no te sirve ni te gusta.
La pérdida de tiempo es inevitable. En cuanto a la pérdida de dinero soy muy partidario de las bibliotecas públicas, que sirven para desechar libros sin pena y lanzarse a por otros. Yo he leído muchos libros gratis en la biblioteca que me han gustado tanto que tiempo después me los he comprado, y muchos de ellos, ya en mis estanterías, no los he vuelto a leer. Qué cosas más sin criterio se hacen.
Pero con todo lo que llevo dicho poniéndome el parche antes que la herida, os comento como mero testimonio autobiográfico algunos libros que me han gustado mucho.
Pongamos por delante monografías de arquitectos. Tened siempre a mano libros que muestren los proyectos de los mejores. Mirad cómo dibujan, cómo organizan los espacios. Disfrutad de sus diseños, intentad comprenderlos. Pasad el dedo por las plantas mientras os imagináis recorriéndolas. Ved sus secciones: la gran mejor buenísima arquitectura es de sección. Sentid fluir el espacio.
Tened también a mano historias de la arquitectura: moderna, barroca, renacentista, gótica... toda. Aprended de todo. Apreciadlo todo. Criticadlo todo. Intentad entender.
Y ya de "libros-rollo" os digo muy poquitos que a mí me han parecido muy buenos(3):
Robert Venturi. Complejidad y contradicción en la arquitectura.
Le Corbusier. Hacia una arquitectura.
Bruno Zevi. Saber ver la arquitectura.
Santiago de Molina. Hambre de arquitectura.
Jaume Prat. L.R.E.V.M.C. Coordenadas para el nuevo milenio.
Giulio Carlo Argan. El concepto del espacio arquitectónico desde el barroco a nuestros días.
Y para una obra concreta o un tipo concreto de obras estos dos libros me han abierto la mirada porque trascienden su "corto" horizonte y apuntan a la esencia misma de la arquitectura y del quehacer arquitectónico:
Josep Quetglas. Breviario de Ronchamp.
David García-Asenjo. Manifiesto arquitectónico paso a paso.
Y lo dejo aquí porque sería un no parar. Probablemente si hago otra lista dentro de seis meses permanecerán varios de estos libros, pero saldrá alguno y entrará algún otro.
Pero lo principal, repito, es empezar a leer uno cualquiera (que más o menos sospeches que te puede interesar), y a partir de ese, para bien o para mal, te irán dando ganas de leer otros, y otros, y otros.
Todo está en los libros, pero, sobre todo, está en tu forma de leerlos y aprehenderlos(4).
---------------------------(1). Jorge Luis Borges, Borges para millones. Entrevista realizada en la Biblioteca Nacional en 1979.
(2). Los libros que dan certezas solo alimentan el fanatismo y la intolerancia. Porque si ahí está la verdad lo que vaya en otra dirección está equivocado. ("Si ese libro dice lo mismo que el Corán es innecesario, y si dice cosa distinta es blasfemo").
(3). No estoy en el ámbito académico y no os doy sus referencias bibliográficas. Autores y títulos son más que suficientes para que los busquéis en librerías y bibliotecas.
(4). Normalmente no me gusta usar una palabra para hacerme el listo ni para mostrar ninguna exquisitez. En este caso mi subconsciente ha debido pensar en "aprenderlos", que es lo más obvio en un libro, y mi yo pedante ha puesto la hache para darle el giro de "apropiártelos" o algo así, que es como si alimentara más. Una vez escrita la palabra me ha parecido bastante inapropiada y he ido al diccionario a que me desautorizara, pero me he llevado una grata sorpresa al leer la primera acepción: "Coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando". Me encanta lo de "libros de contrabando". ¿No lo son todos? ¿No nos los susurramos, mostramos, recomendamos, prestamos, compramos esperando algo un poco oscuro e imprevisible de ellos? ¿No se nos escapan? ¿No se nos imponen a menudo pero a la vez se nos ofrecen como placer secreto? Yo qué sé. Quitadme ya el teclado, que no escribo más que tonterías.