
"Di una sola palabra y mi alma será salva.
El Señor me dio la orden. En todo lo acontecido no vaciló su mano.
Se oyeron gritos:
—¡Atrás!
Apunté en primer lugar a Voorhees. El médico abortista dijo con voz ronca y cortante:
—¡Atrás! ¡Baje esa arma!
Y otros gritaron:
—¡No! ¡No!
El Señor ejecutó mis movimientos tan deprisa que los ojos del enemigo ni siquiera tuvieron tiempo de reflejar miedo o alarma. No manifestaron terror alguno, tan solo sorpresa pura y simple."
Oates me gusta, desde que descubrí su pluma con Blonde, sigo fielmente su trayectoria y por eso, cuando descubrí que salía a la venta este libro, no pude hacer otra cosa que marcarlo en el calendario. Hoy traigo a mi estantería virtual, Un libro de mártires americanos.
Conocemos a Luther Dunphy un soldado de Dios, una mano ejecutora que no duda en matar a Gus Voorhees, médico abortista, convencido de que con su muerte iba a salvar las vidas de muchos niños inocentes. Y no solo de esos niños, también las vidas de sus madres iban a ser salvadas; porque una mujer que aborta, de algún modo pierde su alma ante Dios. Y conocemos a sus familias, principalmente a sus hijos que nos mostrarán cómo han quedado marcadas sus vidas por las de sus progenitores ausentes.
Nadie en su sano juicio compararía a Oates con un escritor como Stephen King pero ambos tienen en común su aparente facilidad para escribir. Desconozco, al menos no quiero aventurarme y fallar, el número de títulos que tiene esta mujer escritos, pero a buen seguro que con una media de dos libros por año y la edad que tiene, la cifra escandalizaría a más de uno. Y la calidad de su obra, también. De hecho el título de hoy, por ejemplo, además de la calidad, suma más de setecientas páginas. Como digo, es algo realmente impresionante.
Un libro de mártires americanos tiene un comienzo abrupto. Luther asesina a Voorhees en la primera página, y también a su escolta dicho sea de paso. Y sin embargo no es un libro que trate sobre el aborto, al menos no únicamente. Pero así comienza y nosotros partimos con un protagonista muerto, y el otro encerrado. Y, al igual que Oates le da voz a Luther pero no a Gus (Voorhees), el lector recibirá un poco más de información sobre el primero que sobre el segundo, que nos llega basado en recuerdos, opiniones ajenas... pero están muertos. Así que la novela fija su mirada en las familias de ambos, dos familias infelices y entrelazadas por el trágico suceso. Pero muy diferentes, sobre todo porque, como bien dice la hija de Gus, ellos no tienen padre. Familias por las que va pasando el tiempo y que viven las diferentes etapas del duelo, que avanzan. La hija de Gus aprende sobre el pasado de su padre, la de Luther aprende a boxear (un tema que está claro fascina a Oates, y que sabe como tratar en sus novelas), pero la vida sesgada termina quedando adherida a la de aquel que se la arrebató. Y mientras esto sucede, y cambiando a cursiva, la autora reflexiona y el lector también. Consigue que entendamos tanto a los cultos y liberales Voorhees, como a los pobres y extremadamente devotos, Dunphy. Y quizás el reflejo de la opinión de la autora comience en la situación que otorga a las familias ya que, aunque hay un esfuerzo por dejar ver al lector el proceso de radicalización de Dunphy, jamás logramos sentir empatía hacia él. Y sin embargo nos resulta más fácil sentirla hacia su familia, víctimas también, igual que lo son los Voorhees. Realizamos el camino de Dunphy hacia lo que hemos conocido en la primera página sin perder de vista la palabra fanatismo y el peligro que esa palabra implica, y recordamos que no hace tanto que esos asesinatos sucedían en Estados Unidos. Y en el lado contrario está la víctima, que también lucha por sus ideales, convencido de su causa y con una misión que le ciega igual que a su verdugo, ante las opiniones o consecuencias que pueda tener en otros. Y entonces, el título de la novela cae sobre su propio pie. ¿No son acaso ambos protagonistas mártires americanos de sus propias creencias y valores? Y Oates nos muestra la vida de sus familias, que son sacrificadas sin temblar en la decisión de estos hombres, relegadas a un lado, y luego sufren las consecuencias más directas de las acciones de estos dos hombres. Es una novela a ratos dura, incluso muy dura en esos capítulos cortos con los que su autora parece querer sacudir al lector; una historia con giros y personajes inolvidables de la que pronto olvidamos su extensión para sumergirnos de lleno en conciencias ajenas.
Pero comenzaba diciendo que este no es un libro que trate únicamente del aborto y sus posibles dilemas morales a uno y otro lado, ni tampoco es un libro sobre los peligros que encierran los fanatismos, Oates trata muchas más cosas, como ya nos tiene acostumbrados. Habla de moralidad y también de pena de muerte, ya que esa es la condena de Dunphy. Habla de leyes, terrorismo y religión y obliga a su vez al lector a reflexionar sobre todos estos temas.
Un libro de mártires americanos en un libro de hijos, de guerreros que luchan y de ideales, convicciones y crítica. Una novela magnífica en la que su autora no tiene miedo a los temas intocables y que muestra paralelismos entre dos historias opuestas relatadas buscando una imparcialidad a veces complicada. Es, en definitiva, un gran libro. En toda la dimensión de la palabra.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
