Le tenía muchísimas ganas a este libro porque había leído muchas reseñas positivas de él.Así que me hice con él y la verdad es que lo he disfrutado muchísimo. Creo que es de esos libros que son tan enriquecedores que merece la pena releerlo, y recomendarlo.
Por eso lo he incluído en esta sección.Te cuento hoy porqué me gusta tanto.
1. Rosa Montero, la autora.
Es curioso porque he descubierto yo a esta autora hace relativamente poco tiempo para lo mucho que me gusta.En 2020 leí su recopilación de biografías "Historias de mujeres" y el año pasado, "La ridícula idea de no volver a verte" una apasionante obra donde mezcla el proceso de hacer un duelo con una original biografía de Marie Curie que me encantó.Rosa tiene un pluma tierna, irónica, divertida y muy, muy culta y leyéndola se aprenden muchos datos y curiosidades interesantes.Por eso, cuando supe de esta obra suya, que versa sobre la salud mental, tuve clarísimo que debía leerla.2. El peligro de estar cuerda.
Como te decía justo arriba, el eje central de esta obra es la salud mental, pero en ella va desgranando en distintos capítulos diferentes temas al respecto.
Rosa nos habla de creatividad, trastornos mentales, trauma, genialidad... con su característica prosa llena de detalles interesantes y de buen humor; llena de humanidad al fin y al cabo.Es una lectura de las que deja buen sabor de boca (aunque incluso toque temas dolorosos) y que, pese a lo enriquecedora que es, no resulta densa sino agradable.
3.Algunas citas que me han gustado especialmente.
Arriba te he dejado un poema de Emily Dickinson que da título a esta obra que reseño, pero además, destaco una cita de Rosa que me han calado especialmente:
"Llevo décadas pensando en estos temas. Reflexionando sobre la creatividad y la locura. Hasta que, hará unos tres años, empecé a tomar notas sistemáticas, ya con la intención de escribir un texto. Después de leer y releer decenas de obras y de llenar de apuntes varios cuadernos, tenía tal nebulosa cósmica de datos en mi cabeza que me sentía mareada y algo espantada. Llegué a pensar que jamás sería capaz de abrirme paso a través de este caótico bosque de ideas y referencias. Que nunca encontraría mi camino. Pero entonces respiré hondo, cerré los ojos y empecé. Moví la punta de los pies apenas unos centímetros. Y después los hombros. Las caderas. Hay un zumbido que sale del interior de la obra y que resuena en lo más profundo de tu cabeza. El zumbido del mundo. Hay un latido esencial, un ritmo embriagador. Yan solo hay que aprender a dejarse llevar. A no tener miedo de perder el contacto con el suelo. Escribir es danzar y la música me ha ido llevando, como quien trenza pasos en el aire, hasta llegar a estas líneas que tecleo ahora."
Parece ser que a Nana también le gustó esta lectura 💟
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