Revista Cultura y Ocio

Un libro tras otro (4)

Publicado el 05 febrero 2016 por Elarien
Un libro tras otro (4) A childhood without books – that would be no childhood. That would be like being shut out from the enchanted place where you can go and find the rarest kind of joy. Astrid Lindgren.
No sería yo si no hubiese dedicado parte de mi tiempo a la literatura infantil, un genero minusvalorado en mi opinión. Pienso que es imposible no engancharse a buen libro para niños, los pequeños son lectores muy difíciles de satisfacer, se distraen con facilidad y se aburren. La narrativa infantil debe tener ritmo, acción, imaginación y emoción. No es cuestión de infantilizar el lenguaje, no se trata de escribir para niños tontos porque entonces los listos se ofenderían, y los niños listos leen mucho más que los tontos. Los libros infantiles son la puerta al mundo de la literatura y un pequeño tragalibros difícilmente olvidará su pasión por la lectura al llegar a la edad adulta.
La literatura infantil no sería lo mismo sin Michael Ende. Hace tiempo me comentaron que mi libro de Paloma recordaba a "El ponche de los deseos" y, aunque no conocía esa historia en concreto, me sentí muy halagada.  Después de leerlo fui consciente de la magnitud del cumplido. Es una historia fabulosa, muy imaginativa y divertida. De lo más recomendable son también los dos libros de Jim Botón, pensados en su origen como un único tomo, que he leído durante las Navidades, la época en la el espíritu infantil toma fuerza, "Jim Boton y Lucas el Maquinista" y "Jim Boton y los trece salvajes". Jim Boton vive en el pequeño reino de Lummerland, un reino tan diminuto que no caben más habitantes y por ese motivo los protagonistas parten en busca de su nuevo lugar en el mundo y encuentran aventuras inesperadas. Son historias que derrochan imaginación, están llenas de valores sin ser por ello moralizantes, graciosas, dulces sin empalagar y muy, muy entretenidas.
También en Navidad da gusto regresar a los cuentos de toda la vida y "Todas las hadas del reino" de Laura Gallego es precisamente eso: un cuento de cuentos, un cuento de hadas en el que la protagonista no es la doncella encantada sino un hada madrina saturada de trabajo que termina agotada cada jornada (y eso no es bueno). El desarrollo me recordó a Maléfica, la película de Disney, una visión de la Bella durmiente que me gustó mucho, sin embargo la segunda mitad de "Todas las hadas" me pareció más lenta y menos inspirada que su principio. De la misma autora es "Alas Negras", la segunda parte de "Alas de fuego" (que leí hace años y me gustó). Creo que es una de las novelas mejor trabadas de Laura Gallego, la conclusión es emocionante y te mantiene en vilo sin despegar la nariz de sus páginas a lo largo de toda la trama. Cierto que va dirigido a un público adolescente y a veces los personajes tienen reacciones infantiles e irritantes que no encajan con otras muestras de carácter más maduro. Personalmente, opino que eso le resta calidad al conjunto, porque hay partes que son realmente buenas y con estupendas reflexiones.
Tenía pendiente "The Penderwicks in Spring", el cuarto libro de la saga de Jeanne Birdsall. En esta última entrega la protagonista es Batty, la pequeña de las Penderwick originales (ya hablé de ellas en noviembre). Batty es una protagonista encantadora. Con el crecimiento de la familia se ha convertido en la mayor de los jóvenes Penderwicks y sobre ella recae el cuidado de los pequeños, en lo que recuerda mucho a su hermana mayor Rosalynd. La gran pasión de Batty es la música y, además de en la familia, la novela se centra en ese tema. Todo va bien hasta que en un punto todo se tuerce. En mi opinión se tuerce demasiado y el desencadenante de la tragedia es realmente dramático, no me parece que encaje con lo narrado en las novelas anteriores. No es un mal libro pero no está a la altura de los anteriores, es una pena que la autora haya forzado tanto la trama.
Creo que este es el recuento completo por el momento (41 libros en algo menos de 3 meses no es mala media). En estas entradas me falta mencionar los "33 desnudos en bata", de María Pasquín, que ya comenté con detalle en el enlace (pinchad en el título para leerlo).


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