Despojé de la envoltura a uno de los lienzos que guardaba en un rincón
de la habitación, y lo coloqué en el atril de madera. Era hermoso y
bello; tan hermoso y tan bello que tuve miedo de estropearlo. Durante
tres semanas, me dediqué a observarlo antes de ir a dormir, concediéndole
cada uno de mis sueños; pero sin ser capaz de concretar nada.
A los pocos días, al fin, di el primer paso y abrí mi maletín. Revisé
las pinturas, los pinceles y seleccioné, uno de cada, sin saber que
hacer con ellos. Miré el lienzo y aún entonces, seguí sin saberlo.
Decidí ponerle banda sonora a aquel momento.
"La vie en rose"
Y comencé a
dibujar trazos, líneas que nacían del centro hacia el exterior como
estrellas, como espigas, como los pétalos de las margaritas, como... como un
enorme manchón lleno de colorido que ensalzaba mi espíritu. Creí oír a
Edith Piaf soltar un grito de lamento al ser testigo de aquel desastre. Y
fui consciente, y no me importó; porque nunca fingí, porque me sienta
tan bien... Acabó como el resto, en la basura.
Hace dos días, despojé de la envoltura a uno de los lienzos que guardaba en un rincón
de la habitación...
Revista Cultura y Ocio
Un lienzo en blanco - Annabel Navarro
Publicado el 07 junio 2013 por Santiagosevilla @VivirdecuentosSus últimos artículos
-
Llamamiento para monográfico “Educación en valores a través de la Literatura”
-
La identidad trascendente en la ciencia ficción
-
Presentación de Vivir de los cuentos en Youtube
-
Voces en el olvido: identidades femeninas y construcción psicosocial de lo femenino en la narrativa de la II Guerra Mundial