Te pido que imagines por un momento que llevas a tu boca un limón y dejas caer unas gotitas en tu lengua.

¿Qué pasó?
¿Experimentaste sensaciones?
¿Salivaste?
Conclusión: nuestra mente no distingue entre lo que piensa y lo que es verdaderamente real, ordena al cuerpo actuar de la misma manera.
Y este hecho podemos utilizarlo en nuestro beneficio:
- Potenciando en lo posible los pensamientos positivos: producen químicas que no dañan nuestro cuerpo y son hasta benéficiosas.
- Reduciendo los pensamientos negativos, que detonan químicas desfavorables en nuestro cuerpo, y los consiguientes malestares corporales.
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