Una vez más mi mujer, como cada año, llegó a casa con muchísima ilusión por enseñar el lote a su familia y muy especialmente a su hijo. Mientras ella y yo “revisábamos” los productos, la imaginación de Izan ya se estaba empleando en la caja y es que el ya no la veía como tal si no que tenía ante si un enorme castillo:
Quiero aprovechar la ocasión para desearos que a pesar de estar saliendo de una época en la que los lotes han menguado si no desaparecido, vuestra imaginación sea tan grande o más que la de un niño para hacer de cualquier pequeña cosa algo muy, muy grande y especial… ¡como vuestra propia felicidad!
¡Mis mejores deseos para el 2012, 13, 14…!