Nos llegó un mensaje. Uno de los que, por suerte, nos llegan cada día. Era de un lector que al enterarse de que estábamos en Mozambique nos contó sobre su amiga Irene. Irene es venezolana y viajera. Hace unos años llegó a Mozambique por primera vez para hacer un voluntariado en la casa parroquial de Macias, una localidad a 135 km de Maputo. Pero ese voluntariado se transformaría en un proyecto personal: construir una escuela, amplia, moderna, gratuita, con talleres, enseñanza de oficios, espacio para conferencias y cursos de educación avanzada. El proyecto se llama ku-kula y significa “crecer” en el dialecto local, shangala.
Cuando leímos su proyecto inmediatamente nos acordamos del libro “Tres tazas de té”. Sino lo leyeron, se los recomendamos. Cuenta la historia de un estadounidense, Greg Mortenson, que se perdió en el K2, el segundo pico más alto del mundo, en Pakistán. Allí, en un momento de desolación total, aparecieron los baltis, que son como los sherpas del Everest. Le salvaron la vida. Cuando volvió en sí, y luego de pasar un tiempo en el poblado balti de Korphe, les prometió construir una escuela. En la actualidad tiene más de 50 escuelas construidas en Pakistán y Afganistán en las que se brinda una educación laica especialmente para las niñas de la zona. Pero la tarea no fue nada fácil. Debió luchar contra burocracias, prejuicios y odios. Pero lo consiguió. Y la historia es fascinante. Un ejemplo más de que SE PUEDE. En la actualidad, dirige el Central Asia Institute.
Nuestro lector nos dijo que nos pongamos en contacto con Irene para ir a la escuela del lugar. Le escribimos. La respuesta fue inmediata y llena de alegría. De esos mails que te dan ganas de imprimir y de guardar en un cajón como si fueran cartas de las de antes (confieso que lo hago con algunos mails). Nos pasó el dato de Eugenio, el cura encargado del lugar, y en menos de un día teníamos todo resuelto. Eugenio nos esperaba en Macia.
Algunas imágenes de la ciudad.
Eugenio es mozambicano pero habla perfecto español. No es común que alguien en Mozambique hable perfecto español. ¿Dónde aprendiste? Le preguntamos extrañados. La sorpresa sería mayor cuando como respuesta escuchamos “en Argentina”. Eugenio estudió dos años en Buenos Aires, en el seminario de Devoto, a dos cuadras de casa. De esos años de porteño le quedó el gusto por el dulce de leche y el conocimiento sobre el fútbol argentino. Como vivía cerca de Acoyte y Rivadavia le tomó cariño a Ferro (un club de barrio con un equipo de fútbol que supo tener momentos de gloria).
Eugenio nos recibió con una sonrisa que le duraría toda nuestra estadía. Nos pasó a buscar por la ruta, nos llevó a la casa parroquial y después de instalarnos y almorzar salimos a caminar por los alrededores.
La iglesia de Macia.
Nuestro hogar por unos días.
Planta con la que se prepara un té con un gusto parecido al cedrón.
Cultivo de mandioca, en la arena. La mandioca es uno de los alimentos que más se consumen en el país (además del arroz, claro). Es común que las personas la coman “cruda” mientras caminan por la calle o ruta.
Casas construidas con cañas en los alrededores del casco urbano. Las familias se instalan en cualquier lugar y, a pesar de que Eugenio insiste, no logra que se urbanice de una manera un poco más ordenada.
La magia llegaría al otro día, cuando salimos temprano para Incaia, una pequeña comunidad cercana donde todos los sábados alguno de los padres se acerca hasta allá para dar misa. El pueblo espera ansioso. Las mujeres lucen sus mejores capulanas y los hombres usan sus camisas recién planchadas.
Esperando en la puerta de la iglesia.
Alrededores de la Iglesia.
El sincretismo religioso en África
Antes de llegar a Macia nos preguntábamos sobre el sincretismo religioso en esta parte del mundo. Recordamos nuestro paso por Guatemala y México, donde conocimos iglesias en las que los santos católicos eran negros y en las que en su interior se realizaban ritos indígenas. Sentíamos curiosidad por saber qué pasaba acá. Y nos sorprendimos. La música, el baile, las capulanas y las ofrendas de mandioca junto con la liturgia tradicional de las misas católicas estarían presentes en la ceremonia durante más de una hora.
Les dejamos este video sobre el sincretismo que vimos…
Magia en la iglesia
Nunca nos terminamos de sorprender sobre los lugares en los que podemos hacer magia. ¿Alguna vez se imaginaron a Magia en el Camino en el interior de una iglesia? Nosotros no. Pero las cosas pasan. A veces sin que las busquemos. Y ahí estábamos: haciendo magia en el interior de una iglesia, luego de la misa, en la pequeña comunidad de Incaia.
Luego de esta presentación, volvimos a la casa parroquial donde nos esperaban más personas para seguir con las risas, las sorpresas y el asombro. Nosotros, felices de seguir arrancando sonrisas.
La relación de Eugenio con la Argentina no quedaría en el dulce de leche y el fútbol. A fines de diciembre llega a Macía un grupo de voluntarios argentinos con otro proyecto A Mozambique. También se alojarán en la casa parroquial y también disfrutarán de la buena onda de Eugenio.
Pasamos una linda estadía en Macia. Esperamos que la próxima vez podamos hacer magia en la nueva escuela y que los proyectos de Irene y de los chicos crezcan.
Conectar gente y lugares. Esa podría ser una de las definiciones de internet. Cada vez nos sorprende más la forma en que la red de redes conecta. Gran parte de nuestro proyecto, de nuestra nueva forma de vida y de nuestros sueños serían imposibles sin ella. Gracias a todos por los mensajes que nos llegan día a día. Nos llenan de energía para seguir a pesar de las dificultades que se puedan presentar en el camino.
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