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Un mal nombre - Elena Ferrante

Publicado el 16 marzo 2016 por Entremislibrosyo
Un mal nombre - Elena Ferrante

Este año por fin me animé a dejarme contagiar por la llamada fiebre Ferrante y ya sabéis que “La amiga estupenda” que leí el pasado mes de enero ha sido una de las mejores lecturas en lo que llevamos de año. Las ganas de continuar con la tetralogía que nos narra la historia de Lila y Lenù, dos amigas que viven en un humilde barrio napolitano de los años cincuenta, no se hicieron esperar y junto con otras blogueras he leído recientemente la segunda entrega. Hoy os hablo de “Un mal nombre”.

Un mal nombre - Elena FerranteElla es una mujer hermosa, alocada, y se llama Lila. Es la misma niña que conocimos en La amiga estupenda, el primer tomo de esta espléndida saga, y ahora, recién cumplidos los dieciséis años, acaba de casarse con un hombre al que desprecia. La otra, que escucha, la sigue y sin querer la imita, es Lenù, una alumna brillante, empeñada en aprender de los libros todo aquello que Lila aprende de la vida a secas.Así, en este rebote de sensaciones, se desarrolla una amistad muy peculiar, una relación donde la complicidad es ley. Basta una mirada de Lila para que Lenù entienda qué pasa realmente en el dormitorio de su amiga. Basta una sonrisa para descubrir qué se esconde tras esos vestidos caros que se acoplan al cuerpo de Lila como un guante y provocan a los hombres del barrio. Basta un gesto para que Lenù sepa que Lila va a cometer una locura y nadie será capaz de detenerla.Nápoles, la ciudad que las ha visto crecer, es el escenario de esta comedia que tiene la fuerza de un drama y se quedará entre nosotros como una de las obras maestras de la literatura del siglo XXI.«Ella me demostró que yo no había ganado nada, simplemente porque en este mundo nuestro no había nada que ganar... y lo que de verdad valía la pena era verse de vez en cuando para que el sonido enloquecido de nuestras mentes fuera rebotando de la una a la otra sin parar.»
Un mal nombre - Elena Ferrante

Nadie sabe quién es Elena Ferrante, y sus editores de origen procuran mantener un silencio absoluto sobre su identidad. Alguien ha llegado a sospechar que sea un hombre; otros dicen que nació en Nápoles para trasladarse luego a Grecia y finalmente a Turín.La mayoría de críticos la saludan como la nueva Elsa Morante, una voz extraordinaria que ha dado un vuelco a la narrativa de los últimos años. El éxito de crítica y de público se refleja en artículos publicados por periódicos y revistas tan notables como The New York Times y Paris Review.En 2010 Lumen publicó un volumen titulado Crónicas del desamor, donde se reunían las tres novelas para el público adulto publicadas por Ferrante a lo largo de los años, dos de las cuales fueron llevadas al cine. Luego vino esta saga compuesta por La amiga estupenda, Un mal nombre, Las deudas del cuerpo, y finalmente La niña perdida, un cuarto volumen que cierra una obra destinada a convertirse en un clásico de la literatura europea del siglo XXI.«No me arrepiento de mi anonimato. Descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura, no es ni más ni menos que un buen modo de leer.» Elena Ferrante en una entrevista vía mail de Paolo di Stefano para Il Corriere della Sera. 

Un mal nombre - Elena Ferrante

Si en “La amiga estupenda” conocimos la infancia y la adolescencia de Lenù y Lila a través de la voz narrativa de la primera, en “Un mal nombre” la historia comenzará inmediatamente después, en la juventud de ambas, con Lila ya casada estrenando su nueva vida matrimonial y con Lenù inmersa en sus estudios de bachillerato, y será de nuevo ella la encargada, desde su ya avanzada edad, de una narración en la que no se escamotean las emociones y los sentimientos más íntimos. De nuevo la vida de las dos amigas es diametralmente opuesta y mientras Lila se siente atrapada en un matrimonio que no es lo que ella esperaba, pero gracias al cual ha conseguido salir de la miseria de su hogar, Lenù continúa con sus estudios y empieza a disfrutar de otras amistades, también estudiantes ávidos de intelectualidad y libertad, de romper las normas, con los que se siente una impostora pero con los que empieza a encontrar su lugar.

Ya en “La amiga estupenda” quedaba patente la confrontación que la autora establece entre los caracteres de las dos protagonistas con una Lenù responsable, seria y juiciosa, y una Lila descarada, brillante y segura de sí misma, dos caracteres que aunque puedan parecerlo se alejan totalmente de los clichés en los que tan fácil hubiera sido caer. En esta entrega, además, se hace especial hincapié en cómo sus formas de vida se alejan cada vez más y a pesar de ello su amistad, con sus altibajos, permanece en el tiempo casi inmune a los cambios que suceden a su alrededor. Cambios que afectarán a ambas, no solo en el aspecto externo de cómo viven, sino principalmente en cómo piensan y sienten. Al igual que ocurriera en la primera novela será el transcurso de un verano el que traerá una profunda transformación para Lenù y Lila y para esa amistad que, aun plagada de celos y envidias, las une.
La minuciosidad en la narración es sin duda una de las características más destacables en la prosa de Elena Ferrante. A través de sus descripciones, pero sobre todo a través de los actos de los personajes, nos trasladamos al barrio napolitano donde las dos amigas han nacido y crecido, ese barrio en el que la brutalidad, la violencia y el machismo parecen campar a sus anchas y en el que las rencillas y venganzas entre vecinos están a la orden del día. En esta entrega, aunque hay alguna nueva incorporación entre los personajes secundarios, volveremos a encontrarnos con el mismo elenco que ya me cautivó en “La amiga estupenda” y que es el que da color y vida al retrato costumbrista de un barrio y una forma de vida de la que las dos amigas quieren huir, si bien en su lucha por ascender socialmente utilizan cada una de ellas caminos muy distintos, una el matrimonio y otra la formación.
Estos dos caminos hacen aún más patente la rivalidad soterrada que hay entre ambas de forma que ninguna de las dos está realmente contenta con su vida y desea y envidia en cierto modo lo que la otra tiene. Quizá éste sea uno de los puntos que más me fascina de las novelas de Elena Ferrante y que en esta segunda entrega, cuando las protagonistas ya han dejado de ser unas niñas, queda aún más patente al mostrarnos la autora los sentimientos encontrados entre dos mujeres que se admiran y se quieren, pero que por otro lado no pueden evitar los celos y la envidia intentando siempre ser mejor que la otra. Lila y Lenù no son las niñas que fueron, la evolución de ambas en clara y se ha producido de forma natural a lo largo de las páginas leídas, pero sus alejamientos y acercamientos se mantienen constantes y es precisamente a través de ellos como la autora teje una historia en la que la vida cotidiana y la intelectualidad se dan la mano.
El estilo de Elena Ferrante es preciso y compone con él una prosa envolvente e intensa, que por momentos se vuelve casi lírica, con la que vuelve a hacer gala del dominio del ritmo narrativo armando una novela pausada cuya lectura no se puede abandonar y ofreciendo una narración donde no sobra ni falta ni una sola palabra, ni una sola coma, mientras paseamos, casi sin darnos cuenta, por todo lo que de complejo tienen la vida y el crecimiento. Una novela en la que las emociones asaltan continuamente al lector porque Lenù, en su narración en primera persona, se sincera consigo misma en un tono íntimo y su desnudez emocional aumenta la cercanía y la complicidad con el lector.
En definitiva, “Un mal nombre”, al igual que su antecesora, es una novela brillante, llena de fuerza y pasión que vuelve a dejarme impaciente por conocer qué les deparará el futuro a estas dos amigas.
Un mal nombre - Elena Ferrante


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