Revista Sociedad

Un mar muerto

Publicado el 21 abril 2015 por Salva Colecha @salcofa

Hay días en los que es duro levantarse por la mañana. Te inyectas el primer café de la mañana (para ser persona), enciendes la radio para intentar despertar un poco y sientes una especie de mezcla entre pena y remordimiento profundo en el fondo del alma, es el dolor de la cafe mundovergüenza por pertenecer a la especie humana. Te preguntas ¿Cómo puede estar ocurriendo esta pesadilla en pleno SXXI? ¿Es que con toda la parafernalia institucional que tenemos no somos capaces de hacer nada?¿No vamos a mostrar un poco de humanidad ante la tragedia que viven miles de personas como nosotros?¿ Nos quedaremos en aquello de la lástima y punto?¿Es que vamos a permitir que las mafias sigan traficando con la muerte de seres humanos? Aunque vistos los resultados electorales de los partidos xenófobos en muchos países no se donde vamos, pero eso daría para otra historia.

Ahora nos horrorizamos pero en un par de días se encargarán de anestesiarnos y no serán más que otros centenares de personas (dicen, aunque parece que serán muchas más, porque esto por desgracia no ha

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acabado y llevamos mil muertos en una semana), centenares, quizá miles (nunca lo sabremos) de sueños, historias y esperanzas rotas, sumergidas en el fondo del Mediterráneo. Hemos transformado al  viejo Mare Nostrum  en un cementerio donde si nos paramos en silencio a escuchar se oirán las voces de quienes quedaron allí, los que no lograron “pasar al otro lado”. El mar de nuestros antepasados es ahora el foso infranqueable de la fortaleza europea a la que muchos seres humanos aspiran a llegar huyendo del infierno dejando atrás sus vidas y a sus familias, en busca de un sueño que igual tienen idealizado, o quizá no, pero que siempre será mejor que la muerte y desesperación que sufren en sus tierras,  porque ¿De verdad alguien (que no sea del Gobierno de este país)  piensa que una persona deja todo atrás por gusto o afán aventurero?.

Resulta lamentable admitir que nuestra vieja Europa, forjada a fuerza de exterminios, guerras, deportaciones,

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dramas y sufrimientos sea incapaz de reaccionar  y desarrollar proyectos humanitarios para evitar la catástrofe humanitaria en origen y  en cambio se blinda. Nos protegemos contra el extranjero que viene de fuera, somos capaces de esconder la tragedia en una hoja escondida en los periódicos, haciendo como si no lo viésemos porque aquí, en nuestra sociedad audiovisual, si no te ven, no existes.

Resulta chocante ver como la UE, galardonada con un premio Nobel de la paz (deberían reconsiderar la

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composición del jurado de los premios porque, oye, se están luciendo) no solo ha dado la espalda a toda esta gente y evita mirarla sino que además ha sustituido el dispositivo “Mare Nostrum” que mantenía Italia (como podía, 9 millones de Euros al mes) en el que se intentaba ayudar en una catástrofe humanitaria, por el “Tritón”, más barata (“sólo” 3 millones) y que sólo persigue el blindaje de las fronteras, en resumen, se opta por cerrar fronteras antes que salvar vidas. Aunque también resulta de juzgado de guardia el que la UE no haya tirado de las orejas a nuestro Gobierno de España por mantener las cercas salvajes e inhumanas de Ceuta y Melilla que, además, refuerza con una reforma de una legislación que vulnera los Derchos Humanos, a sabiendas de que las vallas y los espinos no sirven para nada frente a la desesperación del que no tiene nada que perder. Ahora, a toro pasado, nos dicen que se reúnen para intentar buscar una solución que no desean encontrar porque hablamos de personas pobres. En cambio nos aplacan las conciencias con reuniones (comilonas les llaman algunos) en las que nos dirán que son las mafias, que poco se puede hacer pero que “lucharemos contra ellas” mientras, nos anunciarán dispositivos y parches que durarán cuatro días pero que no solucionarán la raiz del problema porque de nada sirve rescatar cadáveres si abandonamos a la gente en sus países de origen. Ya conocemos el guión, en España lo vivimos día sí día también.

Yo, de verdad, necesitaría que mis instituciones mostrasen un poco de sensibilidad o por lo menos dejaran atrás la hipocresía al respecto de todas esas personas que cada día juegan contra la muerte una partida con las cartas marcadas para poder aspirar a un mañana más o menos decente. Necesitaría volver a sentir orgullo de pertenecer a la especie humana y ver como mi UE, en la que creí de verdad, trabaja duramente por una causa noble, por una causa que está en sus tratados fundacionales, la paz y el bienestar.

Efecto llamada, Ilusiones enterradas en la arena

Fátima, una mujer invisible

http://enzapatillasdeandarporcasa.com/2014/01/15/fatima-una-mujer-invisible/

Muros

Morir a lo bestia.

http://blogs.publico.es/escudier/2015/04/morir-a-lo-bestia/

El viaje de Said


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