Revista Sociedad

Un Mas venido a Menos

Publicado el 19 septiembre 2013 por El Patíbulo

España unioneuropea cataluña

Publicado el 19 septiembre, 2013 | por Antonio Cruz

La situación a la que el gobierno de Mas está sometiendo a la sociedad catalana tiene visos de convertirse en una encrucijada en la que tanto España como Cataluña tienen mucho que perder, pero parece que Cataluña aún más.

El último capítulo en el pulso que la Generalitat mantiene con el Estado español en lo que concierne a la independencia y el tan citado referéndum o consulta sobre el igualmente manido “derecho a decidir”, lo ha escrito Joaquín Almunia,  vicepresidente de la Comisión europea y Comisario Europeo de Competencia al afirmar que si un territorio de un Estado comunitario declara su independencia, automáticamente deja de pertenecer a la Unión Europea y se convierte “en un país tercero”. Aún resuena el eco de la frase en los pasillos de la Generalitat, y es que desde Bruselas se ha hecho especial hincapié en el largo y penoso camino que deben soportar los futuros estados candidatos que deseen entrar en la UE, resaltando que para tal empeño deben estar de acuerdo todos los estados miembros, una lectura entre líneas que viene a decir que presentándose ese hipotético caso, España podría negarse a ello y llevar al traste las aspiraciones del ansiado estado catalán.

Automáticamente, tras el duro bofetón de la UE a la Generalitat, la administración Mas ha salido en varios medios de comunicación poniendo de manifiesto las evidentes contradicciones del actual gobierno catalán, que aún se entienden menos tras lo dicho por Almunia. Cataluña se siente bien en Europa y se hará lo que sea necesario para mantenerse en ella, ha afirmado el president. Lo que parece evidente es que o Mas no ha entendido bien a la UE, o bien quiere engañar a los catalanes, o al menos confundirlos a conciencia, que es igual de grave.

En esta línea, el secretario general del PSC, Pere Navarro, ha pedido al president Mas que no engañe a los catalanes y les diga a la cara que Cataluña saldría de la UE si se independizan, con todas las consecuencias que ello acarrearía.

Si Cataluña se independizase se produciría su salida automática de la UE, lo que según los expertos crearía una situación de extrema gravedad: salida del mercado único europeo y la eliminación de barreras para el libre intercambio de bienes, personas, servicios y capitales, los productos catalanes se verían sometidos a unos fuertes aranceles que los harían menos competitivos que los europeos, pérdida de los fondos y ayudas europeas al desarrollo, seguiría dentro de la moneda Euro, pero ya no sería beneficioso… En resumen, un caos.

En una reciente encuesta de la Cadena Ser sobre la independencia de Cataluña, un 52% estaría a favor de que ésta se produjera, pero la pregunta a continuación sería: ¿qué hacer con el 48% restante? Sin duda un tanto por ciento considerable. En política –y el sentido común– nadie lleva a cabo un proceso político en el que se verían dañados de manera tan irreversible el nivel político, económico, social y afectivo de un país o de una comunidad. Da la sensación que Artur Mas y su gobierno están probando hasta dónde son capaces de llegar, ansiando trasladar un debate que debiera producirse sólo en el ámbito político entre dos administraciones, la central y la autonómica, pero que ya se ha trasladado a la calle, y ahí radica el peligro. La diabólica tentación de Mas y su Generalitat es la de enfrentar no a la administración autonómica con el estado –batalla que tienen perdida–, sino a la calle con el estado central.

La perniciosa semilla que el gobierno de Artur Mas ha continuado regando (y sembró el tripartito que gobernó Cataluña la anterior legislatura) a modo de eslóganes como “España nos roba”, “Sin España estaríamos mejor”, “España nos odia” o “España no nos entiende”, parece que empieza a calar en la sociedad catalana, viles retahílas que además de arrastrar una manipulación demagógica y pueril, deja en evidencia los claros síntomas de unos malos gobernantes, amén de querer desviar y ocultar otros problemas como los recortes que el gobierno de Mas también está llevando a cabo. Hasta tal punto ha llegado la obsesión del socio de gobierno de CIU, ERC, que siendo un partido de izquierdas como ellos se definen, se han puesto al servicio de éstos para aprobar durísimas medidas y recortes que están afectando gravemente tanto a colegios como hospitales con tal de llevar a cabo el referéndum y a continuación la independencia. Nunca aquello de “el fin justifica los medios” quedó tan claro.  

Y en toda esta trama de hechos y personajes se echa de menos la lealtad de otros partidos nacionales, en especial el PSOE, que como en muchos otros temas permanece anclado en las medias tintas y la ambigüedad, en aquí digo una cosa y cuando me vaya de aquí digo otra. Recuerdo haber leído hace muchos años a un político israelí que afirmaba del líder palestino Yasir Arafat, que decía una cosa distinta y en términos diametralmente opuestos –en concreto decía “belicosos”– cuando hablaba en inglés que cuando lo hacía en árabe, y eso pasa con el PSOE en el tema de Cataluña, que con su ambigüedad trata de contentar a unos y a otros, y en política eso se llama suicidio y farsa; la una afecta al propio partido, y la otra a los ciudadanos y votantes.

Ahora bien, parece que la pregunta sobre Cataluña sería más bien ya no si a España le conviene la ruptura de éstos, sino si a Cataluña le conviene establecer su ansiada independencia y vivir extramuros de la UE y su amparo. Quizá con Mas, con esa pose de mesías o de nuevo Moisés, pase lo que ocurrió con Ibarretxe y su plan, del que hoy en día nadie habla, pero del que se habló largo y tendido. Mas está ya al final del callejón sin salida al que ha metido a Cataluña, aunque aún quedan capítulos por escribir.


Volver a la Portada de Logo Paperblog