Revista Diario

Un medico de familia en Urgencias

Por Jmsalas @drjmsalas

urgencias

Ayer saliente de guardia. En mitad de mi descanso me desperté pensando que tal vez tendría que haber usado dopamina en un paciente al que soñé atender hace ya algunas lunas. Después de unos minutos me acordé que nuestra unidad por una incomprensible mezcla de desidia y burocracia no está equipada con ese y otros fármacos esenciales. Finalmente ocho palabras golpearon mis cimientos, “solo soy un Médico de Familia en Urgencias”.
No soy un médico intensivista.
No soy de UCI.
No veo al paciente como una enfermedad.
No tengo en mi mente tatuado cada detalle de una guía farmacológica.
No dedico todo mi tiempo libre a leer libros de Urgencias.
Ni tengo el corazón cubierto por una escarcha de hielo.
Sólo soy un Médico de Familia en un servicio de Urgencias, y por esto, irremediablemente siempre veo a mi paciente como un todo.
Veo a un ser humano con nombres y apellidos. Con familia, trabajo y problemas.
Me fijo en como se viste, como huele, como tiene decorada su habitación o si hay restos de comida por el suelo.
Las fotos del salón me cuentan su historia. Los acompañantes me la confirman.
Cuando me enseñan su tratamiento, observo la bolsa con las cajas de los medicamentos, las cuales a veces duplicadas o sucias me trasmiten más información que echar un vistazo en una historia clínica.
Escucho su mirada y veo sus palabras.
Me especialicé como médico de familia y trabajo en Urgencias, no soy un especialista en urgencias que trabaja en atención primaria.
Soy el responsable docente de los residentes de Medicina de Familia que rotan por mi servicio de urgencias extrahospitalarias, y lo considero el lugar idóneo (aunque muy mejorable) para que un médico de familia pueda trabajar en el área de Urgencias. Les intento enseñar aquello que en mi especialidad no tuve la oportunidad de aprender y el lado más humano de la medicina.
La lucha de las sociedades médicas por conseguir una especialidad o área de capacitación en Urgencias nunca me interesó. Veo absurdas y erróneas algunas amenazas. Estoy cansado de escuchar palabras vacías en congresos llenos. Harto de la mediocridad de algunos sillones y de incompetentes cargos puestos a dedo. De cualquier modo ahora sé que es necesario cambiar nuestro periodo de formación. Sé que es imprescindible darle un giro. La formación en Urgencias para los médicos de familia en España debe reorganizarse. Si somos una de las especialidades que aporta un mayor número de profesionales que trabajan en esta área, el programa de la especialidad del MIR de Familia tiene que mejorar. Tal vez sea el momento de replantear un cambio o por lo menos un acercamiento de intransigentes posturas que solo perjudican a los profesionales que trabajamos en Urgencias.
Y es que estar a pie de calle, en un consultorio perdido del sistema, en una ambulancia sin recursos o en interminables jornadas en la puerta de urgencias de un hospital está muy alejado de algunos cómodos sillones donde se toman malas decisiones.
Tal vez, no sea de los mejores.
Tal vez, no sea de los que cumplen absurdas reglas.
Tal vez, solo estoy aquí por un capricho del destino.
Pero os aseguro que ya no soy de los que callan.
Ni de los que giran su cabeza hacia otro lado evitando solucionar un problema.
Solo soy un médico de familia en un servicio de urgencias.

J.M. Salas

(próximamente en Con Tinta de Médico, Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche)


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