Revista Cultura y Ocio

Un mes de claustro

Por Antoniobarba

Un mes de enclaustramiento ya desde que vino el puto virus y mandó parar. Un mes sin poder ver a los que uno quiere, sin poder pasear por las calles del foro, sin poder besar ni abrazar. Un mes de confinamiento obligatorio. Un mes, y paciencia que aún queda mucho tiempo antes de que la situación vuelva a ser medianamente normal. Un mes de reflexiones. Un mes de desear que ojalá cuando pase la maldita plaga bíblica, que tanto sufrimiento está causando, todos recapacitemos y el mundo no vuelva a ser como antes. Vale, no voy a ser tan iluso: recapitará la gente sensata; los taruguetes seguirán su senda enloquecida. Pero ojalá el escenario DP (después de la plaga) difiera del AP (antes de la plaga) y haya cosas que cambien. Que no todo puede ser el ritmo enloquecido, el consumo sin freno, el desprecio al planeta y al entorno, el desdén por lo colectivo. La peste ha permitido distinguir qué es lo esencial de lo que no lo es, así que todos, dentro de nuestras entendederas, tenemos material para recapacitar. Dice el sociólogo francés Alain Touraine que esta crisis "va a empujar hacia arriba a los cuidadores". A mí siempre me ha gustado cuidar, y me ha gustado la gente que cuida a los demás. Ojalá que tras la crisis se origine una profunda transformación. Ojalá aprendamos. Ojalá.


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