Un mes para aterrizar en México

Exactamente dentro de un mes estaré volando camino a Cancún, en México (este destino es porque me salía mucho más barato que otras ciudades mexicanas) para pasar una temporada viviendo en el país. No tengo los planes muy concretados. Hacer planes me agobia, la verdad. Soy más de ir decidiendo sobre la marcha. Así que ni siquiera sé el número de meses que pasará por el otro lado del Atlántico aunque conociéndome sé que más de nueve meses seguidos fuera de casa no he aguantado nunca.

Solo sé que llegaré y, este año, lo tengo más fácil que nunca antes en mis mudanzas a nuevos lugares: dos grandes amigas viven en el DF y al principio me quedaré a vivir con una, mientras voy viendo si la ciudad me gusta lo suficiente como para quedarme una larga temporada o si me deprime y necesito mochilear por pueblecitos del país muy a menudo. Porque yo soy muy de pueblo.

¿Qué voy a hacer en México? Es la gran pregunta que todos me hacen. Y es normal, soy consciente de que cuesta entender mi modo de trabajar. Soy periodista freelance y entre otros asuntos escribo para una web de información sobre América Latina desde hace más de dos años. Por eso que últimamente me he paseado por esa región y no por otras del mundo. Así que en México haré nuevos contactos que me mantengan informada sobre las novedades en México para hacer mis noticias diarias, haré entrevistas, reportajes y asistiré a alguna que otra rueda de prensa.

Siempre que estoy a punto de mudarme a un nuevo país, me invaden los nervios. Por eso suelo esperar mucho para comprarme el billete. Porque en el momento que tengo la fecha ya fijada, me entra mucha ansiedad pensando en cómo aprovechar las últimas semanas en casa. Ahora ya lo tengo comprado porque encontré un ofertón a Cancún y el resto de fechas eran bien caras.

Llegué en agosto a Asturias y siento que aún no he hecho todo lo que quería hacer (no es que lo sienta es que realmente me falta tiempo para estar con gente a la que quiero). Ahora llevo dos semanas viajando por España, disfrutando de tres grandes amigos. Y en el mes que queda quiero pasar tiempo con otros amigos y familia a los que he visto poco.

Así que comienza el maratón de despedidas. Viajar es maravilloso, pero lo peor es tener que estar lejos de la gente que quieres. Algo que me pasa constantemente, porque no es solo estar lejos de mi gente de Asturias o mis amigos de Madrid, también es alejarme de personas maravillosas que la vida va poniendo en mi camino durante mis viajes y aventuras. Y es que viajar libre, es también renunciar a estar con tu gente a menudo, a ver crecer a los pequeños de tu familia o incluso es renunciar al amor.