García Margallo, el ministro de Exteriores de Rajoy, la cara es el espejo del alma
Lo que asustaría de esta gente, si no estuviéramos en España, es la profundidad de la ignorancia que demuestran.
Cada uno sólo puede pensar con su propia cabeza. Yo no tengo otro cerebro, para hacerlo que el mío, y mi memoria me lleva a aquella lejanísima 1ª juventud en la que yo, para ganarme lo poco que ingería, tenía que darles clases a mis compañeros de curso de bachiller que eran todos ellos hijos de auténtico plutócratas.
Y, ojo, que ahora aquellos tipos a los que yo enseñaba matemáticas, latín y filosofía, hoy son ingenieros, generales e incluso algún obispo, pero todos ellos siguen siendo los propietarios de los inmensos latifundios que han heredado de sus afortunados padres.
Este es un país en donde un tipo como Fraga, un auténtico patán, ha despertado la admiración, real o fingida, de gente como el propio Felipe González.
Porque Fraga podría saber mucho pero de esa manera que sabe las cosas el auténtico empollón, o sea, el tipo que es capaz de memorizar la Biblioteca nacional pero es absolutamente incapaz de entender lo que significa, en 1ª instancia, el simple título de cualquiera de sus libros.
Es idéntico a lo que ocurre con Rajoy, uno de sus hijos intelectuales predilectos, al que aconsejó aquello de que dejara ya de hacer tonterías y se casara de una puñetera vez. Pero, volviendo al tema, decía yo que sería para asustarse, si no estuviéramos en este país tan yermo intelectualmente, comprobar no ya la suprema ignorancia sino el total desconocimiento sobre lo que hablan tipos tales como los ministros de Rayoy, e incluso él mismo.
Rajoy es posible que sepa de memoria la Ley hipotecaria, que es lo que necesita un registrador de la propiedad para andar por su tan bien remunerado mundo, pero sus lecturas favoritas, ¿o tal vez debiera decir su lectura favorita?, es el Marca. ¿Ustedes se dan cuenta en manos de quién estamos realmente? El tipo presume continuamente de tener mucho sentido común, pero ¿es de sentido común prepararse para gobernar un país no leyendo otra cosa que un diario deportivo y las obras de aquel engendro del reaccionarismo político que se llamó Fernández de la Mora y que era el mentor ni más ni menos que del egregio Caudillo? ¿Qué se puede esperar de un tipo así?
Algo semejante a lo que esperamos de aquel otro genio del mismo partido de señoritos hijos de la polla azul que le designó con su dedazo como su sucesor. Aquel pequeñajo acomplejado que se pasa el día haciendo abdominales en el más vano de los intentos de mejorar su esmirriada constitución física, ha desencadenado sobre una parte importante de la humanidad-los habitantes de Irak-una de las mayores tragedias imaginables, se trata, pues, de un asesino que en otro mundo no más civilizado pero sí más decente estaría ya juzgado y condenado como criminal de guerra ya que, como los sentenciados de Nuremberg, desencadenó un genocidio con el sólo asqueroso propósito de beneficiar a las petroleras de Bush, presidente, y Dick Cheney, vicepresidente de ese imperio de canallas genocidas que son los Usa.
Pero no estaba hablando de asesinos sino tan sólo de ignorantes. El actual ministro de Exteriores, tratando de ayudar a ese engendro infumable que es Wert, se ha lanzado al ruedo como un espontáneo y ha dicho ni más ni menos que el nacionalismo catalán no es sino algo semejante al marxismo clasista, al nazismo racista o al fascismo estatalista.
El nazismo no era tan sólo un régimen racista, creo que era algo mucho más terrible que eso, ellos, los del PP, también son esencialmente racistas, porque racismo es algo más que poner por encima de todo a una etnia, como el fascismo algo mucho más amplio que integrarlo todo en un Estado totalitario, racismo y estatalismo o totalitarismo es lo que ahora mismo están haciendo ellos, los del PP, que consideran que una raza, la suya, la de los plutócratas y sus hijos, ¿o esto no es una auténtica raza, no es una raza todos esos Fabras de la Comunidad Valenciana, con esa gigantesca escultura del aeropuerto, con esos descomunales puentes, circuitos de carreras, palacios que ni siquiera se han inaugurado, condenando a ser jodidos a toda esa chusma de los parados que tienen que pasar necesariamente toda el hambre del mundo para que ellos pueden llevar a cabo sus gigantescos proyectos, tan faraónicos como los de Gallardón, el Duce o el Führer, mientras que ponen al Estado al servicio de sus empresas más allá de cualquier límite o decencia? Y este puñetero ignorante, casi tan ignorante como cínico, sitúa al nivel del nazismo, fascismo y franquismo, que él dolosamente se ha olvidado de citar, ni más ni menos que al marxismo, la ideología política que, dejando aparte de un furioso manotazo todas esas monstruosas excrescencias históricas del stalinismo, el maoísmo, "et alteri", es directamente la responsable de que el mundo laboral y el político se hayan humanizado hasta el punto de que hasta hace muy poco, hasta que ellos, precisamente, todos ellos, los filibusteros del neoliberalismo capitalista han llegado al poder, se ha podido hablar de un Estado del bienestar, que ellos están poniendo todo su empeño en destruir para siempre.
En fin, sr. Ministro de Exteriores, o sea de las buenas maneras y de la diplomacia, enhorabuena por la exhibición que nos acaba usted de dar.