Un mundo feliz sin Alegría
Érase una vez
Un virus que
las fronteras desafió
y mató.
Mató, así, sin más,
sin pedir pasaporte, ni ningún papel,
ni cuenta bancaria, ni color de piel,
y mató.
Mató, así, sin más,
Como mata
quien le importa la vida nada.
Érase una vez,
un mundo feliz
sin Alegría
Érase una vez,
un planeta con
estadios de fútbol cerrados y
futbolistas sin cobrar;
bolsas en caída libre,
millonarios arruinados,
capitalismo sin capital
Érase una vez,
hoteles sin huéspedes,
parques sin niños,
columpios sin movimientos,
autopistas sin coches,
escuelas sin clases,
calles sin peatones,
sociedades sin sociedad
Érase una vez,
la libertad confinada
entre cuatro paredes,
esquinadas.
Érase una vez,
abrazos sin brazos,
miradas estrelladas en una pantalla,
que permitían llegar al alma,
sin perderse en los cuerpos
Érase una vez,
un cuento sin rima,
cantantes sin público,
Érase una vez,
un mundo del revés,
que puso al mundo en pie.
Érase una vez
Un virus que
las fronteras desafió
y mató.
Mató, así, sin más,
sin pedir pasaporte, ni ningún papel,
ni cuenta bancaria, ni color de piel,
y mató.
Mató, así, sin más,
Como mata
quien le importa la vida nada.
Érase una vez,
un ejército sin armas,
que no vestía ropa de camuflaje
sino batas blancas,
que no mata sino salva
que no dispara sino perdona
que limpia, ayuda, cuida, acompaña, y
a veces,
incluso cura y salva.
Érase una vez
un pueblo que buscando
lo más nuevo descubrir
aprendió que la novedad
era volver a lo más ancestral
Y así fue como
el pueblo aprendió
que la vida sin compartirla no es plena
y que lo esencial
no se compra, ni se vende,
sino que es invisible a los ojos.
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