Revista Cultura y Ocio

Un mundo ideal

Por Aceituno

Daniel Ramos

En un mundo ideal no habría enfermedades. La gente se moriría plácidamente, cada uno en su cama, al cumplir determinada edad, sin sufrimiento y sin dolor. Bueno al menos no creo que hubiese algo parecido al cáncer. No sé si es porque me ha tocado vivirlo a mí, pero me da la impresión de que el cáncer es la peor cosa que existe en el mundo. El cáncer y los violadores de niños, ambos empatados en un tristísimo primer lugar.

En un mundo ideal no habría ni una cosa ni la otra. ¿De quién es la culpa de que no vivamos en un mundo ideal? Con tantas cosas buenas como tiene la vida, no entiendo porqué hay otras tan increíblemente malas, porqué han de existir. Es que no me entra en la cabeza, con lo bien que estaríamos.

Pero me temo que de nada sirven este tipo de divagaciones. La vida es como es y punto. Casi podríamos decir que uno acepta las cosas como son en el momento de nacer, como si nos hicieran firmar un documento de conformidad o algo parecido. Lo que hay que hacer es intentar cambiar nosotros mismos, amoldarnos a lo que nos ha tocado en suerte, ponerlo en perspectiva y tratar de analizarlo por los cuatro costados, como si lo viésemos en 3D, para extraer el meollo al asunto y ser capaces de llevar una vida lo más placentera posible a pesar de las circunstancias. En unos casos será más difícil que en otros pero, hasta yo, que tengo un cáncer espantoso sin posibilidad de curación, estoy viviendo mi vida de una manera bastante digna, con muchas risas y muchos momentos felices. Claro que para ello es necesario alguien que te acompañe y te apoye, una especie de aliado/a que te ofrezca amor y/o amistad de forma incondicional porque yo creo que solo no se puede lograr. La vida es demasiado compleja como para vivirla solo, demasiado rica en matices y poderosa en su esencia como para ser capaz de domarla sin ayuda.

No es más que mi opinión, la opinión de un ser humano cualquiera con una vida como la de cualquiera, con sus problemas y sus alegrías, así que no hay porqué tomarla en cuenta, de hecho lo que hay que hacer con ella es ponerla en perspectiva, como con todo lo demás. Solo así llegaremos a conclusiones propias y recorreremos nuestro propio camino. Solo así nuestros errores y nuestros aciertos serán totalmente nuestros y no podremos echarle la culpa a nadie por ellos.

Es la única forma que se me ocurre de vivir con dignidad y plenitud.


Un mundo ideal


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