Los últimos años de la vida de Philippe como director de una planta industrial de un gran grupo empresarial no han sido muy buenos. Su vida en general y su vida familiar se han resentido. Y ahora es el momento de decidir.
Un nuevo mundo nos resultará familiar para algunos. El funcionamiento de las grandes empresas, de los grandes grupos, no tiene en cuenta el bienestar de los trabajadores, ni hay sensibilidad y empatía en sus decisiones. Solo números y dinero.
Vicent Lindon encarna muy bien a ese director que hace años tomaba las decisiones impuestas por el sistema sin pensar demasiado. Pero es humano, de hecho, es una característica que sale durante una de las reuniones con los grandes jefes: su humanidad y cercanía con los empleados, como un plus para saber manejar situaciones difíciles con la plantilla. Nos aprovechamos de esa humanidad para que los trabajadores "lleven mejor las bajas".
Y cuando uno se para a pensar, es humano, llega el conflicto. Y llega la conclusión: indecencia. Esa es la palabra que usa Philippe en su mail a la alta dirección. Y él no va a participar en esa indecencia, aunque, como él también asuma, tenga para él consecuencias.
Los que hemos vivido esta situación sabemos muy bien de lo que habla y de lo que se siente cuando uno se libera. A pesar, claro, de las consecuencias.