La primera vez que oí hablar de Un mundo sin fin fue, curiosamente, en una conferencia dedicada a una interesante disciplina de la traducción, la traducción jurada. El ponente había elegido ciertos fragmentos de la obra de Follett para ilustrar su conferencia sobre las raíces del derecho anglosajón y las diferencias principales con el derecho romano en el que se basa históricamente la jurisprudencia española.
Al finalizar la conferencia y a modo de anécdota, el ponente nos hizo partícipes de un curioso anacronismo cometido por Follett: en inglés británico, el título original de la obra es “World Without End”, precisamente las palabras que cierran “Gloria al Padre”, una famosa oración que no se publicaría hasta el siglo XVII (casi tres siglos más tarde de la época en la que se desarrolla esta historia sin fin). Otra curiosidad: si los traductores al español hubieran traducido literalmente el título original, la obra de Ken Follett se hubiera titulado “Por los siglos de los siglos”, una frase que, quizá, expresaría mucho mejor la idea principal que nos quería trasmitir Follett en su maravillosa obra, la inamovilidad de los sentimientos y pasiones que conforman el mundo en el que vivimos. En definitiva, la conferencia sobre traducción jurada del ponente, además de ser sumamente original, picó mi curiosidad sobre esta macro obra de más de 1.300 páginas, un pesado volumen que hizo que me decidiera por su versión más ligera para libro electrónico. Cuento brevemente su sinopsis. Ken Follett sitúa su obra en la misma localidad natal que Los Pilares de la Tierra, Kingsbridge, pero un par de siglos más tarde, en el año del señor de 1371. Una fría mañana del Día de Todos los Santos, Follett nos presenta a los niños que veremos crecer y luchar a lo largo de las mil y pico páginas: Caris - hija de Edmund, un rico comerciante que es, además, mayordomo de la ciudad, Gwenda –segunda hija de un ladrón muerto de hambre - , Ralph, el bruto hijo menor de Sir Gerald, un noble venido a menos- y, por último aunque no menos importante, Merthin, un pelirrojo descendiente del querido Jack, hijastro de Tom Builder y maestro constructor de la catedral de Kingsbridge. Los niños son testigos involuntarios del combate encarnizado entre un caballero – Sir Thomas – y dos soldados de la reina. El caballero da muerte a los rufianes y tres de los niños huyen despavoridos, pero uno de ellos, Merthin, compadecido por las graves heridas que sufre Sir Thomas, le ayuda a enterrar una carta misteriosa. Este manuscrito será una de las claves de la impresionante trama que se tejerá en torno a los personajes durante las décadas posteriores y que el gran maestro de la novela histórica nos relata con todo lujo de detalles. En esta segunda parte de Los Pilares de la Tierra, Follet dedica mucho menos tiempo a hablar de los detalles de la construcción de grandes catedrales y pasa a profundizar en el carácter que motivaba a los personajes principales de esos convulsos años. La poderosa iglesia católica sigue siendo cruel y mezquina – recordemos al prior Godwyn y a su acólito Philemon –, los comerciantes siguen siendo títeres en manos de los más que poderosos señores, la nobleza continúa robando, violando y asesinando a sangre fría con el beneplácito de la realeza, las mujeres siguen siendo violadas, maltratadas, quemadas en la hoguera, ultrajadas y oprimidas en un universo masculino…. Una fantástica obra coral bien documentada en la que el lector vive en sus propias carnes la brutalidad y crudeza de un pasado no tan lejano. En “World Without End” la pluma de Ken Follett dibuja un retrato magistral de una época infeliz, de un mundo sin fin pleno de pasiones desmedidas, amores inconclusos, codicia desmesurada y maldad en estado puro. Un mundo que, desgraciadamente, seguimos viendo a diario en demasiadas páginas de nuestros periódicos del “civilizado” siglo XXI. Escrito por: Agencia de traduccion------------------------ . Recuerda que tus visitas y comentarios en el blog son importantes para ayudarlo a crecer y mejorarRevista Cultura y Ocio
A finales del año pasado, el gran maestro de la literatura británica lanzó al mercado la última parte de su voluminosa trilogía The Century, El Umbral de la Eternidad. La obra, editada por Plaza & Janés y traducida por Anuvela ha vuelto a colocar las obras anteriores de Follett en los primeros puestos de los libros más vendidos y traducidos del mundo. Y es precisamente de una de esas obras anteriores de las que vamos a hablar hoy, un libro que algunos consideran menor que Los Pilares de la Tierra pero que es, en mi opinión, una de las novelas históricas más importantes de nuestra era. Hablo de Un mundo sin fin (World Without End. 2007) editado en el Reino Unido por Penguin Books y traducido para España en castellano y catalán de forma simultánea.