Casi dos décadas después de la publicación de Los pilares de la Tierra, Follett vuelve a la ciudad medieval de Kingsbridge, pero 153 años más tarde. La vida de cuatro personajes en medio de años de guerra y, sobre todo, de peste, constituye el eje de esta magnífica historia de amor y odio, de ambición y venganza.
Gwenda, hija de un ladrón, luchará por conseguir al hombre que ama: Caris estudia para ser doctora a pesar de ser una profesión prohibida para las mujeres; Merthin, un aprendiz de carpintero, se convierte en el mejor arquitecto de Kingsbridge; y Ralph, violento y vengativo, llega al poder gracias a sus proezas en la guerra contra Francia.
Hace algún tiempo que no doy mucho la cara por aquí, por lo que es lógico y normal que muchos penséis que me ha capturado (por fin) la CIA, que me han abducido o, en el peor de los casos, que he dejado de leer para siempre.
Pues he de deciros que nada más lejos de la verdad, queridos amigos. No he dejado de leer ni un sólo día. Por suerte o por desgracia, he estado enfrascada en una saga que tan pronto como termine estaré encantada de comentar con nosotros. El problema es que no sé cuándo acabaré, puesto que son varios libros, ¡pero como que me llamo Ojo Lector que la he de terminar! Entre libro y libro, no obstante, he leído la novela que hoy nos ocupa, por las razones que os expondré a continuación.
Un mundo sin fin de Ken Follet siempre ha sido una asignatura pendiente para mí. Hace miles de años, leí Los pilares de la tierra, un libro, por aquel entonces, inaccesible para muchas personas de mi entorno. Era una auténtica bestia negra. El mundo se dividía entre los que conseguían pasar de la mitad del libros y entre los que no. Muchos lo adoraban, pero también muchísimos lo aborrecían.
A mí me encantó. Lo leí a buen ritmo, disfrutando de cada pasaje y, aunque no esperaba que existiera una continuación, nada más que salió Un mundo sin fin, la segunda parte, corrí a comprarla. Pero ahí se quedó, en el estante.
De eso hace ya algunos años, y no puedo hablar a ciencia cierta, pero creo que no escuché buenas críticas, por eso lo dejé apartado. A mi me había encantado la primera parte, por lo que no podría soportar una continuación que emborronase su recuerdo. No sabía ni de qué iba; si eran otros personajes, si eran los mismos. Algo me hizo no tocarlo. Creo que lo comparaba un poco con La sombra del viento y El juego del ángel.Pensaba que era más de lo mismo, seguir viviendo de una idea que funcionaba, y no lo podía soportar.
¿Por qué he cambiado de opinión y lo he leído? Pues por la serie. Me encantó la de Los pilares de la tierra y me apetecía retomar la historia con Un mundo sin fin. Como estoy harta de decir que hay que leer el libro antes de ver la serie o la peli, quise predicar con el ejemplo leyéndome este nuevo tocho de Ken Follet ¿y qué puedo decir? ¡Que me ha encantado!
Quizás, las personas que han leído los dos libros de corrido piensen diferente. Como dije, hace miles de años que leíLos pilares de la tierra(aunque no hace tanto desde que vi la serie), por lo que quizás no tenga tan fresca la historia y hable desde otra perspectiva, pero puedo decir que me ha gustado igual o más que el primero.
Engancha desde el principio, tiene momentos realmente adictivos. Los personajes son geniales, malos malísimos que hacen sombra a los villanos de antaño, héroes, princesas y grandes luchadores. La historia, en la línea de la anterior entrega: traiciones, luchas de poder y ego, grandes pasiones… ¡Una auténtica pasada!
Como nota negativa, sólo diré que hay rasgos en la narrativa que me han parecido un tanto extraños. Cuando leéis alguna saga, os habréis fijado que siempre que se empieza una nueva entrega, y aparece algún personaje conocido, se realiza un pequeño resumen de su vida para que recordemos un poco su historia. Esto es algo habitual y siempre se agradece, pero es raro verlo dentro de un libro, entre capítulos. Es decir, si ocurre algo con algún personaje, pongamos, al principio del libro, más adelante se vuelve a recordar, de la manera que os comento, cuando realmente no hace falta, ya que se ha visto al comienzo del libro y el recuerdo está más o menos fresco. Da la sensación de que el libro está escrito a cachitos, con grandes lapsos de tiempo entre periodos de escritura, de manera que incluso los capítulos podrían ser entendidos de manera independiente, ya que te presentan a los personajes como si no los conocieras.
Pero bueno, es una pequeña pega que no debe hacer mella en vosotros. ¿¡A qué esperáis para leerlo!?