Barone: Piensen que ustedes también les interesó, alguna vez, saber cómo era el proceso de creación de los que admiraban.
Borges: Vamos a ver si puedo explicarlo… Puedo referirme únicamente a mi experiencia personal, que no tiene por qué coincidir con otras. Pienso que Mallea, por ejemplo, hablaría de otra manera. Digamos entonces que yo voy caminando por la calle, o recorriendo galerías (hay muchas en esta zona) y de pronto percibo que algo me conmueve. Antes que nada tomo una actitud pasiva del espíritu; sé que si algo es un proyecto estético puede ser narrativo o puede ser poético o ambas cosas a la vez. Puedo explicar lo que me pasa citando a Conrad, que refiere que él es un navegante que ve en el horizonte una mancha y él sabe que esa mancha es África. Es decir: que esa mancha es un continente con selvas, ríos, hombres, mitologías y bestias, y sin embargo lo que él ve es poquísimo. Eso mismo me pasa a mí. Entreveo una forma que podría ser una isla y veo sus dos extremos: una punta y la otra, pero no sé lo que hay en medio. Vislumbro el principio y el fin de la historia, pero cuando entreveo eso yo no sé todavía a qué país o a qué época corresponden. Eso me va siendo revelado a medida que pienso en el tema o cuando lo voy escribiendo. Y los errores que cometo son generalmente errores que pertenecen a esa zona oscura y no descubierta todavía. Yo no digo como Poe que el cuento tiene su valor en la última línea. Porque esta apreciación nos llevaría quizá a que todos los cuentos fueran policiales.
Jorge Luis Borges
Diálogos de Borges y Sabato
Compilados por Orlando Barone
1974-1975
Foto: Jorge Luis Borges