Hay una cita de Jorge Valdano que dice que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes. La frase para un saharaui se hace más potente aún. Cualquiera que haya tenido algo de relación con la causa del pueblo saharaui o haya visitado los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia), sabrá de lo que le hablo. Podéis haceros una pequeña idea en este reportaje publicado originalmente por la Revista Líbero (publicación recomendable al cien por cien,por cierto). El asunto es que la gran mayoría de niños (y no tan niños, pero no es el caso que nos ocupa) saharauis sienten pasión por el fútbol. Más por el español, claro. Millones de niños en todo el mundo la tienen. Pero el bloqueo político de un conflicto, el saharaui, que se alarga 40 años, ha permitido que podamos comprobar esa pasión futbolística de primera mano.
Sidahmed nació hace 13 años en Ausserd, uno de los campamento de refugiados saharauis de Tinduf. Su madre, su tía y su hermana pequeña también nacieron allí. Gracias al programa Vacaciones en Paz, Sidahmed viene dos meses de verano a España desde hace 4 años. Los últimos 3, éste incluido, he compartido la mayor parte de tiempo con él (gracias a la iniciativa de mi pareja, hay que destacarlo). Algunas patadas o partidillos de fútbol hemos tenido. El año pasado lo llevé al Carlos Belmonte, el estadio del Albacete Balompié. Era un amistoso contra el Levante. Flipó, claro. Era la primera vez que iba a un campo de fútbol. Lo mismo daba que no conociera a ninguno de los jugadores (total, en la ciudad hay mucha gente que tampoco los conoce).”Ese chico calvo, muy bueno”, dijo del albaceteño César Díaz. Y se fue contento, sin duda.
Pero claro, Cristiano Ronaldo, el Real Madrid y el Santiago Bernabeu son palabras mayores. Él siempre ha sido fan de Casillas. De hecho le gusta mucho jugar de portero y nos ha contado que es “el mejor portero de Ausserd”. Le tuve que dar la noticia a principios de verano de que Iker ya no jugaría en el Real Madrid más y que había fichado por el Oporto, un equipo de Portugal. No encajó nada bien la noticia. Con sorpresa e incluso enfado llegó a decir que entonces se hacía de otro equipo….Pero Cristiano Ronaldo es Cristiano Ronaldo. Y el Bernabeu, el Bernabeu. Así que me puse a mirar posibilidades de que fuera al campo. Todo encajaba para el Trofeo Santiago Bernabeu que se disputaba el martes 18. Tres días antes, pensando ingenuamente que no habría problema para comprar entradas, visité la web oficial del club. Mi sorpresa fue que pese a que quedaban algunas (no muchas) entradas a la venta en todas las zonas del campo, era imposible comprar ni siquiera 2 juntas. Lo intenté varias veces, entré y salí de la web. Lo volví a mirar al día siguiente. Eché un ojo por otras webs, poco fiables, de reventa de entradas. Tiré primero de grupos de whatsapp y Facebook para ver si alguien sabía la manera de comprar dos o tres entradas juntas. O si alguien conocía algún abonado. Algunos de mis amigos se movieron pero con poco éxito o éxito tardío.
Con poco esperanza también puse dos tweets: “Si alguien sabe/puede conseguir dos entradas con asientos juntos para el Real Madrid-Galatasaray de mañana, que me diga” y “A un niño saharaui que anda por aquí en verano le hace una ilusión tremenda ir al Bernabeu pero no quedan entradas juntas a la venta”. No tengo ni 1.400 seguidores en esta red social pero tuve la inmensa suerte de que un par de personas que me siguen, sobre todo un compañero periodista, Aitor Riveiro, o el diputado Pablo Padilla, que colabora también en Cuartopoder.es, me hicieron RT. De esta forma el mensaje llegó a mucha gente. Y entre esa gente lo leyó alguien que lo hizo llegar, discretamente, al Real Madrid. Dos horas después del tweet me llegó un mail de la persona que se encarga de la administración en Cuartopoder.es. David Mendoza, del Real Madrid, había llamado a la sede social del periódico (no tenemos redacción) preguntando por mi y me dejaba su teléfono para que lo llamara. No me lo podía creer, la verdad. Pero llamé. “Nada, que hemos visto tu tweet sobre el niño saharaui que quiere ir al estadio y nos hemos puesto manos a la obra. ¿Cuántas entradas necesitas?”. Aún completamente sorprendido le dije que dos o tres, que había intentado comprarlas pero que no había para sentarse juntas. “Luego te confirmo”, me dijo.
Al día siguiente quedamos con él una hora antes del partido, fuera del estadio. Efectivamente nos dio las entradas, en una zona inmejorable y con todas las comodidades. David y el Real Madrid han actuado de forma increíblemente solidaria y bondadosa. Sin pedir nada a cambio y de forma discreta. Pero considero que debe saberse por qué Sidahmed pudo ir ayer al fútbol. Creo que nunca había pedido expresamente llamar a su familia por teléfono. Cuando le confirmamos que podíamos ir al campo lo pidió. Quería contarles a todos que iba a ir a ver al Real Madrid.
Sidahmed no volverá más veranos a España. Por su edad, éste es el último. Pero se va habiendo tenido una experiencia única. Creo que tardó un buen rato en asimilar dónde estaba y lo enorme que se veía el estadio desde tan abajo. Y lo cerca que pasaron los jugadores de él. Su cara lo decía todo. Celebró los dos goles del Real Madrid y se lamentó con las ocasiones falladas, sobre todo un par de Cristiano. Nos hicimos fotos, claro. Seguro que será la envidia de muchos allí en los campamentos. Y la amargura por su situación será un poco más dulce al ver esas imágenes o contarle a todos lo que vio.
Hemos tenido una suerte tremenda. Digna de película. Para los que soñamos con que todo este pueblo pueda vivir en libertad en su tierra a veces son necesarios estos giros de guión inesperados. Me escribía un compañero al hilo del asunto que “los sueños se hacen realidad”. “Queremos nuestro país, en los campamentos no hay playas, no hay piscinas, no hay nada, sólo mucho calor”. Otro de los sueños, otra de las frases de Sidahmed. ¿Escucha alguien?