En febrero de 2011, Luis Urdiales, en el Diario de León, escribe sobre el protagonismo de las mujeres que, próximas las elecciones, se acercan con recetas para detener todos los males que nos merman en este territorio. Mujeres cansadas de llamar a las puertas de las administraciones sin obtener resultados que puedan cambiar el panorama. Eso bastantes años antes de esta pandemia que nos deja desnudos y a las puertas de un comienzo nada esperanzador.
Si ya lo teníamos atravesado antes con tantas leyes y nombres que se agotaron a poco de echar a andar, ahora tienen bien justificadas las prioridades que siempre van a parar al mismo sitio. Como apunta Luis en el diario vecino, " Aquella Ley de Desarrollo Rural dividió a los pobres en tres categorías; de primera, segunda, y los casos perdidos. Destacó a las mujeres rurales en los epígrafes, a modo de reclamo; las mujeres y los niños primero, fue el mandamiento que vino a resumir los anteriores. La discriminación positiva. Y no, tampoco en eso fue certera la ley."
Parece que el cronista quería intuir la solución definitiva a alguno de los problemas que llevamos años padeciendo, en su caso, poniendo por espejo a las mujeres empresarias que no recibieron la respuesta que esperaban.
Situaciones parecidas que llevamos muchos años denunciando. Se van unos gobernantes, vienen otros y todo son intenciones que no cuajan, que no resisten en el tiempo. Es verdad que nadie contemplaba una hecatombe tan grande, a las puertas de un papel lleno de obras que nunca se ejecutan. Nos han llenado la cabeza de promesas, de programas, de planes de desarrollo, que nunca llegaron a ver ni a disfrutar los que viven aquí. Ahora ya nos están tratando de convencer del crecimiento que experimentará el mundo rural con el tele trabajo. Mujeres y hombres, todos necesitamos poner en valor esta tierra nuestra. No sé cómo lo haremos. La vida está llena de retos. Hay que empezar a retomar la historia donde la dejamos, no volver al viejo camino, sino emprender un camino nuevo donde acaso encontremos gente con otras miras que nos ponga en el lugar que merecemos.
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