Revista Diario

Un nuevo descubrimiento cada día.

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
Cuando dicen que a partir de los 5/6 meses los bebés se ponen riquísimos, no nos engañan. Doy buena fe de ello.
Este mes de marzo está siendo asombroso. Cada día es un descubrimiento nuevo, más sorprendente que el del día anterior.
De la noche a la mañana, agarra las cosas con una facilidad increíble, puede sujetar dos objetos distintos, uno en cada mano y utilizar ambas manos para agarrar algo voluminoso. Hasta puede mover una pequeña bolita utilizando sólo los deditos.
Se ha descubierto las orejas: se las coge, se las retuerce, las espachurra. Y hace un par de días, en la bañera, ¡se descubrió la colita!.
Si le dejamos boca arriba, se pone mil veces bocabajo. Aunque la parte mala es que parece habérsele olvidado cómo se vuelve a la posición boca arriba. Parece que intenta ya levantar la cabeza y parte del pecho. Se agarra la punta de los pies y los tobillo, de modo que creo que pronto le tendremos con un pie en la boca. Ha empezado a despegar el culo del suelo, empujando con las piernas.
Tiene mucha movilidad. El movimiento que hace ahora no se puede denominar todavía reptar pero es lo suficientemente intenso para desplazarse unos cuantos palmos. Empieza a meter las rodillas bajo el abdomen, levantando el culo y mueve los brazos como si fuera un nadador. Parece una anguila: como le cojas y a él no le apetezca estar en brazos, hace unos contorsionismos dignos del mejor de los circos. Por no hablar de cómo se mueve en el parque, estirando los brazos para alzar los peluquitos que le hemos puesto colgando de las anillas.
Otro capítulo es el del habla. Un buen día nos encontramos con que ya pronuncia sílabas, sobre todo con la letra a. Las más habituales son: e-va, a-gua, a-bu, da-da y gaaaaaa. A parte de algo similar a un "pffffapffa", que podría interpretarse (con mucha imaginación) como un principio de "papá", y que es el sonido que emite cada empieza con las pedorretas.
A la alimentación con cuchara se ha adaptado muy bien. Trato de que sea un momento divertido y cuando veo que empieza a distraerse, hago el famoso número del avión buscando pista de aterrizaje, que le hace mucha gracia.
En fin, no dejo de babear...

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