Revista Salud y Bienestar
El éxito de la fecundación 'in vitro' sigue siendo discreto. A pesar de que se han desarrollado técnicas para seleccionar a los embriones con más probabilidades de llegar a un embarazo a término, el escaso conocimiento sobre qué pasa en los primeros compases de la evolución es un obstáculo. Sin embargo, el último de estos métodos parece que podría revolucionar realmente el campo de la reproducción asistida por su eficacia y su sencillez. Consiste, simplemente, en observar a los embriones durante los dos primeros días.
"Me sorprendió mucho que fuésemos capaces de predecir el destino embrionario tan bien y tan pronto", explica Renee Reijo Pera, del Instituto de Biología de las Células Madre y de Medicina Regenerativa de la Universidad de Stanford (EEUU), autora principal del trabajo. Él y sus colegas estudiaron a 242 embriones que habían sido congelados entre 12 y 18 horas después de la fecundación.
El hecho de que los cigotos se hubieran criopreservado en los primeros compases de su desarrollo permitió a los investigadores seguir detenidamente su evolución hasta alcanzar el estado de blastocisto (cuatro o cinco días después), que es la estructura que se implanta en el útero. Utilizando un sistema de vídeo microscópico y un 'software' informático -diseñado por uno de los autores-, analizaron varios parámetros y su relación con el éxito o fracaso del embrión.
--Tres signos que marcan el destino
Lo primero que observaron, en consonancia con las estadísticas, es que más de la mitad de los embriones fueron incapaces de alcanzar el estado de blastocisto. Sólo 100 llegaron a los cinco o seis días de cultivo y, de ellos, entre el 33% y el 53% evolucionó hasta este estado. Después, estudiaron los vídeos tratando de correlacionar ciertos fenómenos con ese desarrollo satisfactorio.
Entre todos ellos, "tres predecían de forma colectiva la formación del blastocisto", apuntan los autores en las páginas de 'Nature Biotechnology'. La duración de la primera citoquinesis, que es la última etapa de la mitosis (división celular), el intervalo entre el fin de la primera mitosis y el inicio de la segunda, y entre la segunda y la tercera.
Los autores establecieron los límites de esos intervalos de forma que podían predecir la viabilidad de los embriones. Es decir, cuando los eventos seleccionados sucedían dentro de esos tiempos -por ejemplo, que entre la primera y la segunda mitosis transcurrieran entre 7,8 y 14,3 horas- el embrión tenía muchas posibilidades de alcanzar la fase de blastocisto. El protocolo propuesto tiene una especificidad del 93%.
--Cada célula por su lado
El trabajo, que ha salido adelante gracias a una cuantiosa donación anónima, indaga además qué genes expresaban los cigotos en cada momento. Al principio, son los genes derivados del gameto materno los que dirigen el proceso hasta que en el tercer día empiezan a trabajar los embrionarios que poco a poco desplazan a los primeros.
Pero una mirada más detallada reveló que los embriones no funcionan como un todo sino que cada célula tiene su propia expresión genética y su momento para dividirse."Siempre pensamos que un embrión vive o muere, pero la realidad es que cada célula toma sus decisiones de forma autónoma", señala Reijo Pera. "Nadie se ha fijado en esto antes".
Dado en éxito inicial de su técnica, "hemos desarrollado un algoritmo para realizar un seguimiento automático de las divisiones celulares hasta la fase de cuatro células", explican los investigadores de Stanford en su artículo. Dicho algoritmo, ya ha sido adquirido por Auxogyn, una empresa dedicada a la salud reproductiva de las mujeres.
**Publicado en "El Mundo"
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