Un nuevo miembro en la manada: ¿alegrías o problemas?

Llevas tiempo disfrutando de tu mejor amigo y comienzas a pensar que quizá ha llegado el momento de acoger a un nuevo compañero para él, no estaría tanto rato solo, podrían jugar juntos..

Y es que cuando conocemos y disfrutamos de la compañía de nuestro perro no es raro que lleguemos a pensar en querer aumentar la manada. Si tienes ganas, disposición y tiempo para acoger a otro integrante de la manada bajo tu techo, debes saber que esta decisión, que inicialmente solo debería reportarte alegrías, puede convertirse en una fuente de problemas si no la llevas a cabo de manera consciente y siguiendo unos simples consejos que ayudarán a asegurarte el éxito en la integración.

Deberás trabajar previamente en formar un ambiente de armonía entre todos los miembros o de otro modo es probable que sucedan episodios de depresión, celos, ataques o divergencias en los niveles de energía de tus dos amigos que en la práctica les lleven a ignorarse para siempre.

Pero como estas convencido del éxito y los beneficios para ambos, estas decidido a seguir adelante. Así que observando algunos sencillos consejos que a continuación te comentamos podrás contribuir a que la afinidad entre ambos nazca, o al menos vaya creciendo con el tiempo.

Seguramente habéis visto situaciones de este tipo en programas de dedicados de la tele, así que quizá recordéis que uno de los pasos iniciales es la presentación de nuestros compañeros fuera de tu vivienda. Un paseo con ambos durante un buen rato es mejor que una presentación frontal y les servirá para rebajar su nivel de energía antes de olerse.

Debes tener en cuenta que sus niveles de energía pueden ser dispares y en función de ello deberás trabajar más o menos en las etapas previas. Un cachorro por ejemplo presentará niveles de actividad normalmente mayores que un perro de 14 años. También sabes que cada raza presenta un carácter distinto, y que una raza de caza puede tener exigencias de actividad física muy diferentes a otras razas más tranquilas, por ejemplo de compañía.

Serás tú el que correa en mano deberás presentar la casa al nuevo miembro, recorriéndola juntos para que conozca su zona de comida, bebida, descanso y si tienes suficiente espacio, diversión.

Obviamente tratar al nuevo integrante en idénticas condiciones que a tu compañero actual es primordial, vigilando además los comportamientos de los perros y estando preparado para corregir reacciones no deseadas en cuanto sucedan.

Cuando salgas con ellos al exterior, realizar juegos y actividades divertidas, paseos, etc. Donde ambos se sientan que forman parte de la misma manada es crucial, rápidamente verás los beneficios.

Al fin y al cabo debes tener en cuenta siempre que ellos no tienen la obligación de llevarse bien por el simple hecho de ser perros. Igual que a ti no te cae todo el mundo bien por el hecho de ser humanos, ¿no crees?

Así que si has decidido adoptar o aceptar un nuevo miembro tienes motivos para alegrarte, la manada crece y eso siempre es bueno. Pero no olvides que cuanto más dedicación inviertas en la fase de integración más alegrías recibirás como líder de tus nuevos compañeros, la convivencia y el roce harán el resto.