San Magnerik de Tréveris, obispo. 27 de julio.

Magnerik tuvo de discípulo a San Gaugerik (11 de agosto), quien era un niño muy piadoso y que quiso el que el santo le permitiera ser sacerdote aun siendo pequeño. Magnerik le tomó afecto y le permitió vivir consigo, concediéndole las órdenes menores. Le prometió que apenas aprendiera el salterio, le ordenaría presbítero. Entonces Gaugerik se dispuso a ello, y lo aprendió muy rápido, siendo ordenado sacerdote a los 15 años de edad. Pero es solo una leyenda piadosa. Llegaría este precoz sacerdote a ser obispo de Cambrai.
En su diócesis vivía el peculiar estilita San Walfroy (21 de octubre), quien era muy penitente, y tanta penitencia llenó su cuerpo de úlceras enconadas, llevándole casi a punto de morir. Una noche soñó que San Martín (11 de noviembre) se le aparecía y frotaba su cuerpo con un aceite oloroso. Al otro día, amaneció sano totalmente. Por ello nuestro Magnerik le obligó a bajar de la columna, con el argumento de que no debía compararse a San Simeón Estilita, ni exponer su salud de esa manera que parecía tentar a Dios. Además, le ordenó fundar un monasterio con aquellos admiradores y discípulos que le rodeaban en la columna. Como buen santo, la obediencia le valió más que su propia voluntad y, con lágrimas, bajó de la columna, y para no ser tentado a desobedecer, la destrozó acompañado de varios de sus discípulos.
Fue Magnerik defensor del obispo San Teodoro de Marsella (3 de febrero), desterrado y hecho prisionero por el príncipe Guntram. Cuando los que custodiaban a Teodoro desembarcaron en Tréveris, Magnerik fue a visitar al santo prelado, a pesar de la prohibición real. Logró hablar con el preso, que le cambiaran de ropas y escribió recomendaciones para que fuera tratado con justicia y misericordia.
Casi pierde la vida nuestro biografiado por causa de este mismo Guntram cuando este fue perseguido por el rey Childebert II, a causa de sus desmanes. Ocurrió así: San Ageric de Verdún (1 de diciembre) intentó calmar las cosas, y custodió a Guntram hasta el tribunal que le juzgaría, situado en Tréveris, sirviéndole de defensor ante Childebert. Aún así, Guntram fue condenado a muerte, mas logró escapar y dio con el palacio episcopal de Magnerik exigiendo clemencia. Sí, exigiendo, pues amenazó con matar al santo si no le libraba de las manos de Childebert. Magnerik, mansamente, le respondió: “Nada puedo hacer encerrado aquí. Tendrás que darme la oportunidad de ir al rey y pedirle que tenga piedad. Es concebible que sea misericordioso". Mas Guntram exigió que fueran otros a decir al rey lo que pasaba. Estos solo trasmitieron al rey que Guntram estaba refugiado donde Magnerik. Childebert mandó quemaran el palacio diciendo: "Si el obispo no sale, está poniendo en riesgo su propia vida por este traidor". Y así hicieron. Dieron fuego a la residencia de Magnerik. Guntram intentó escapar, pero apenas salió fue alcanzado por lanzas de los soldados del rey y de la multitud amotinada. Magnerik salió libre de milagro.
Nuestro santo fue muy devoto de San Martín de Tours y le dedicó varias iglesias. Alguna aún se conserva. Especialmente la de Tréveris, que había sido la casa de Taetradio, donde el mismo San Martín se había hospedado y había convertido a su dueño. El mismo Magnerik sería sepultado en este templo al morir en 596.
San Venancio Fortunato llama a Magnerik "un ornamento entre los obispos".
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 27 de julio además se celebra a:

B. Tito Brandsma,
carmelita mártir.

San Pantaleón,
mártir.

Beato Benno II
de Osnabrück, obispo.

San Aurelio
y comp. mártires.