Un país para comérselo
No sé que pasa, o mejor dicho, qué pasó. Hubo una grieta en el mundo corriente, algo que de pronto detonó en una cosa tan corriente que quizás no lo vimos venir. Nos pilló por sorpresa. Y es que la televisión es tan impredecible como una tormenta. Podemos recordar aquellas modas que han ido pasando delante de nuestra narices, y que se consumían constantemente haciendo un estilo en sí mismo, y que nos taladraban nuestros cráneos con lo mismo una y otra vez. Es muy frecuente este tipo de cosas, ya que cuando nos da por algo... Tiene gracia, porque jamás se me podía pasar por la cabeza que de pronto se pusiera de moda algo tan cotidiano como la cocina. No hablo de los programas clásicos de cocina como el de Karlos Arguiñano, no no, todo esto ya pasa a un segundo plano. ¿Para qué diablos quiero aprender a hacer recetas cuando puedo ver a un grupo de personas compitiendo en reality shows a hostia limpia por ver quien es el mejor cocinero de España? Esto es cutre, muy cutre.
Hay programas de todo tipo ahora que está de moda la cocina, algunos como: Pesadilla en la cocina, Master Chef, Top Chef, Un, Dos ¡Chef! (el programa de Luis Piedrahita en Disney Channel), y todo tipo de mierdas acabadas en Chef. Pero vamos por partes, es cierto que no es una basura en sí, sino que la originalidad se ha reducido hasta tal punto que tenemos que tirar de ésto. Entre todo, hay un programa muy curioso y no podía dejar pasar esta oportunidad para comentarlo, porque es verdad que me tiene bastante impactado y todavía me cuesta salir de mi propio asombro. Seguro que muchos habéis tenido el placer de ver Un país para comérselo, el programa gastronómico de Juan Echanove e Imanol Arias. En realidad yo no sé quien tuvo la feliz idea de poner a estos dos de viaje por la geografía española pegándose la vida padre, pero a mi también me encantaría.
Lo verdaderamente curioso de este show es que los dos actores viajan en coche, rollo Road Movie mientras debaten sobre los sitios a los que van a acudir a hacer sus degustaciones culinarias, o lo que es lo mismo: a ponerse las putas botas. Imanol siempre con ese porte de señorío, intentando poner un poco de elegancia al momento, haciéndose el cultureta y el entendido con frases del estilo: "este vino tiene una textura...", "el sabor es muy afrutado", o "lo mejor del plato es el toque exótico que le aporta estas almendras". Por otra parte está Juan Echanove, como ligeramente más alejado del plano, al cual podremos observar hablando lo justo, la mirada perdida, y fijándola únicamente a su plato, tragando sin parar. Supongo que recordáis esos documentales de animales, en los que una manada de leones aparecen deborando a una cebra, con toda la boca manchada. Algo así resulta la aportación de éste, ya que en contraste absoluto con el señor Arias, se dedica a engullir como si de una Boa constrictor se tratase, mirando mucho más la cantidad que la calidad (como debe de ser). Asimismo dudo mucho que sea capaz de saborear los vinazos que tragan, ya que parece que bebe como con sed. Y todo esto aderezado con frases del estilo: "esto está de puta madre", pero con un poco más de sutileza. Aunque estoy seguro de que es lo que le gustaría decir. Se lo pasan muy bien. En ocasiones sencillamente se limitan a acudir a tascas para degustar algunas de las bebidas típicas que, casualmente también tienen alcohol, y en algún capítulo se les puede ver un poco tocados con las bebidas espirituosas, vamos, que van cocidos. Más que Un país para comérselo, yo creo que lo podían haber titulado: "Imanol y Echanove de farra por España". Propiedad de ElAltramuz.com