
Orquesta Clásica de Asturias, Noelia Fernández Rodiles (piano), Daniel Sánchez Velasco (director). Obras de Mozart y Beethoven.
De nuevo música solidaria, solidaridad musical, y quiero comenzar con unas palabras de la doctora Inmaculada González-Carbajal García, Presidenta de la Fundación El Pájaro Azul:
"En los actos sencillos de la vida encontramos las claves que nos unen a todo ser humano y las experiencias que nos permiten encontrarnos en lo universal, transcendiendo toda diferencia de orígen, raza, cultura o lenguaje. Hay una comunicación universal que sólo se puede dar desde el corazón, cuando miramos en el interior del otro y nos reconocemos en su sentir, es ahí donde se abaten todas las diferencias".
Hermosas palabras que describen mejor que nada el concierto a cargo de esta joven orquesta, totalmente amateur, a la que le cuesta dinero de sus bolsillos y mucho tiempo libre hacer música porque disfrutan con ella, y de ella consiguen hasta fondos para los más necesitados, esta vez el continente africano. Incluso el público, distinto del "habitual", que apenas llenó la mitad del aforo pero se mostró mucho más educado que los "concertinos de toses, móviles, paraguas y comentarios en voz baja" que parecen aumentar y propagarse más rápido que los resfriados primaverales.


Para la segunda nada menos que la Quinta sinfonía de Beethoven, otro paso de la OCAS hacia un posible "Ciclo Sinfónico" completo, aunque esta vez no tuvieron su día en obra tan comprometida para todos pese al dominio que el maestro Daniel Sánchez Velasco tiene de la obra (plenamente memorizada), pero a la que todavía le quedaban algunos ensayos más, que las circunstancias por algunos conocidas, sirven de disculpa: unos músicos más pendientes de la partitura que de las siempre claras y precisas indicaciones del director (menos conductor que en el concierto de piano). Apuntar detalles muy positivos como el rodaje que supone para estos jóvenes, hoy reforzados por cinco "osperos" siempre en un discreto segundo plano -aunque en música todos son protagonistas- pero auténticamente solidarios, con una sonoridad orquestal que comienza a ser propia, afinados, de dinámicas ricas, con buenos atriles donde todos tuvieron que trabajar (qué bien empastados estuvieron mis amigos trompas) pero de plantilla todavía descompensada (lógico porque hasta "las profesionales" lo está), pero con unas ganas de hacerlo bien que les traicionaron en más de una ocasión. Pero nadie les puede negar todo el esfuerzo que supone hacernos llegar su música.
Con todo, volver a agradecerles no sólo que "compartan pasión" con nosotros sino también el carácter solidario que les hace aún más grandes.

