Breve descripción del panorama actual. A partir de la caída de la URSS y la aparición de la globalización, las transnacionales han dominado el mundo. Son firmas que buscan mano de obra barata, lugares con exenciones de impuestos y dan poco trabajo. Las empresas nacionales también se mueven con base en la idea de que ser productivo es obtener muchas ganancias con poca inversión. La poca inversión implica pocos empleados. Si puedo trabajar con solo cinco empleados para qué quiero contratar diez. A su vez, las firmas atacan la contratación de trabajadores por parte del Estado, pues significa más impuestos. Todo lo anterior aumenta el desempleo, la desigualdad y la inseguridad. Los jóvenes perciben esa situación y prefieren no reproducirse. Esto afecta a la Iglesia. Jóvenes que tienen relaciones sexuales sin reproducción contradicen una enseñanza eclesial de que el sexo tiene por fin reproducirse. No solo eso, si no se fundan más familias católicas, la Iglesia no tendrá más matrimonios, bautizos y, sobre todo, sacerdotes. Un pastor protestante puede tener un hijo pastor, pero un sacerdote no tiene hijos sacerdotes, al menos oficialmente, debido al celibato. De allí la defensa de la familia tradicional, porque tradicionalmente ha sido el cimiento de la Iglesia. Si aquella desaparece o disminuye, esta puede derrumbarse.
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