Revista Cultura y Ocio

UN PASEO POR LA CALLE DEL ROCK ADULTO (AOR). El rock orientado para adultos (AOR) tuvo su momento álgido, pero cayó en desuso y de él sólo se recuerdan unas cuantas canciones caracterizadas por instrumentaciones finamente labradas; pero sobre todo se r...

Publicado el 18 diciembre 2016 por Carlosdelriego

UN PASEO POR LA CALLE DEL ROCK ADULTO (AOR). El rock orientado para adultos (AOR) tuvo su momento álgido, pero cayó en desuso y de él sólo se recuerdan unas cuantas canciones caracterizadas por instrumentaciones finamente labradas; pero sobre todo se r...

Tras casi medio siglo sin bajarse del escenario, REO Speedwagon siguen
 haciendo bueno el AOR.

Dentro de los abundantes sub-estilos que ha dado la música rock, existe una variante pensada para un público más añoso. Y es que, casi siempre, las canciones que han triunfado en este negocio del rock en general tienen (y han tenido) al público más joven como principal objetivo. Pero en la segunda mitad de los setenta del XX aparece ese género creado y ejecutado para amantes del rock que ya no se conforman con energía juvenil, sino que buscan algo más elaborado, más depurado. Coincidiendo con esa demanda surge lo que se conoce como AOR, rock orientado para adultos. Lógicamente esa propuesta no fue muy bien vista por el personal más joven, que renegaba de un sonido tan repulido, tan civilizado. Sea como sea, con el paso del tiempo se ha ido asentando en los anales del rock una atractiva colección de éxitos proporcionada por los grupos que adoptaron aquellos modos, y ello a pesar de que, con el final del siglo, la cosa se fue diluyendo, de modo que hoy aquello del AOR se tiene como algo añejo y del que sólo sobreviven sus mejores melodías. El AOR es básicamente rock duro, pero con muchos matices. Tiene elementos del heavy pero carece de su agresividad; la presentación está muy cuidada: desde la parte vocal hasta los solos, pasando por unos muy trabajados estribillos y tanta preocupación por la melodía como un grupo pop; la construcción final presenta una gran riqueza instrumental y armónica, así como una producción lustrosa y refinada. Así, el grupo de AOR ha de contar con músicos brillantes, expertos, de modo que es raro ver en este terreno un guitarrista de menos de 30; es como si tras perder empuje juvenil, como si al ir cumpliendo años en escena y mejorar técnica y artísticamente, el que fuera imparable y salvaje rockero sediento de ‘caña bruta’ perdiera vigor (lógico) y evolucionara hacia ambientes más llanos, con ritmos más calculados y procurando que todo quede más ‘piano’; por eso en este género abundan las baladas y medios tiempos. Y también por eso toma ese nombre, rock orientado hacia adultos.El caso es que aunque los años dorados de esta variedad fueron pocos, existe una nómina bastante nutrida de bandas, aunque sólo se recuerda a las más importantes y  gracias unos cuanto títulos que, eso sí, son muy fáciles de reconocer. Por ejemplo, todo el que tiene un mínimo interés por esto del rock ha escuchado los ambientes suaves y melódicos de ‘Africa’ o degustado el diálogo voz-guitarra del ‘Hold the line’, dos temas que identifican a los angelinos Toto. Igualmente se tiene la sensación de llevar toda la vida escuchando el baladón ‘I want to know what love is’ o el algo más brioso ‘Cold as ice’ de los neoyorquinos (con ingleses en sus filas) Foreigner. Y hablando de lentas con caramelo, ahí están Styx, de Chicago, con su ‘The best of times’ o ‘Lady’. Los californianos Journey, aunque llegaron a sonar en los mercados internacionales, ciñeron sus grandes éxitos al estadounidense, de modo que pocos recordarán sus ‘Open arms’ y ‘Wheel in the sky’… Todos ellos fueron grandes especialistas en la ‘power ballad’ y en grandilocuentes solos de guitarras o teclados.   De Survivor sólo se recuerda la efectista ‘Eye of the tiger’, un éxito mundial gracias a que fue la canción de la película Rocky III. Al contrario que REO Speedwagon, que no han dejado la escena ni las visitas a las listas de éxitos desde su formación, allá por 1967; han vendido decenas de millones de discos, han tenido tiempo de hacer trepidante rock & roll, hard duro de verdad (‘Gipsy woman´s passion’) y, claro, lentorras al estilo ‘adulto’ como las multimillonarias ‘Keep on loving you’, ‘Can´t fight this feeling’ o ‘One lonely night’.Pero también hay otros grupos adscritos al género de los que ya es más difícil acordarse. Por ejemplo FM, la versión inglesa del género, cuyo tema más señalado es ‘Frozen heart’. También británicos son The Babys, que lograron asomarse a las listas con ‘Isn´t it time’ y ‘Everytime I think of you’, dos baladitas cortadas por el mismo patrón. Y este patrón era (murió en 2014) el estadounidense Ray Kennedy, un increíble e injustamente desconocido compositor y cantante de Los Ángeles cuyo ‘You oughta now by now’ encaja a la perfección en el mejor AOR. Loverboy son canadienses, más enérgicos, más potentes y con sonido más rocoso aunque muy bien retocado, como en su ‘Turn me loose’. Heat son suecos y apenas llevan diez años en activo, es decir, son auténticos mantenedores del AOR más tradicional, como demuestra su ‘Shelter’, al que no le falta ninguna de las características del estilo. Billy Squire (de Boston) es un francotirador procedente aun de los sesenta; con propuesta potente y con clase, y sin perder nunca el gusto por el rock adulto, ha disfrutado siempre de buenas cifras de ventas, sobre todo con temas del tipo de la granítica ‘The Stroke’, o ‘Emotions in motion’, sólido medio tiempo. Poca repercusión tuvo lejos de su país la banda neoyorquina Damn Yankees, y eso a pesar de que sus miembros poseían impresionantes currículos, sobre todo su legendario guitarrista Ted Nugent; aun así despacharon millones con su poderosas baladas ‘High enough’ y ‘Where you goin´ now’.    Hay otras bandas, claro, y algunas más que en algún momento han cabalgado sobre los lomos del percherón AOR, como Asia, o incluso Cheap Trick, o incluso Peter Frampton. Puede gustar más o menos, pero el rock orientado hacia adultos tiene a su favor el buen gusto, la impecable ejecución y el dominio de los tiempos lentos. Y no es poco.   
CARLOS DEL RIEGO

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