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Un paseo por la vida

Publicado el 10 marzo 2014 por Kikopostigo

Un paseo por la vida Tenemos la pretenciosa capacidad de pensar...

Un paseo por la vida

Tenemos la pretenciosa capacidad de pensar que todo lo que nos sucede a nosotros es lo más triste, lo más gracioso, lo más embarazoso…Con la manguera de la subjetividad meamos más lejos que los demás. Y qué decir de los ancianos. Esos seres que están en casa catatónicos, frágiles y viviendo en un mundo del que creemos que no entienden nada.

Nebraska pone el microscopio en los últimos días de un anciano alcohólico, arisco y desmemoriado. Cree haber ganado un premio millonario y quiere ir a recogerlo. Su obstinación hará que uno de sus hijos se apiade de él y decida acompañarlo en lo que sabe será uno de los últimos periplos de su padre.

A partir de ahí ese anciano que reducíamos a 3 devastadores adjetivos va creciendo en pantalla y vamos conociendo, al igual que su hijo, más detalles de su vida.

Ese supuesto dinero será una influencia realmente tóxica en su antiguo pueblo de residencia y su familia lejana. Y dónde no.

Impagable el retrato familiar y social que realiza el director Alexander Payne de esa América tan profunda y lejana que parece que está en nuestra misma barriada. Su vitriólica mirada se afila como la tarjeta de crédito de Jordan Belfort cuando nos habla de la ponzoña que va asociada a la avaricia. Pero lo hace con mucha gracia, sin caer en tremendismos ni lecciones morales. Dándole a cada personaje su momento para explicarse.

Este acercamiento tragicómico a las personas de más edad tiene el gran mérito de hacernos reír con ellos. No se jacta del atropello del tiempo. No recurre a la sordera o a la falta de memoria para hacernos soltar la carcajada. Nos reímos con ellos, con sus vivencias, con su capacidad para afrontar una vida que presuponen llegando a su fin. Y eso ayuda mucho a soltar la boca.

De hecho, con mucha seguridad, el mejor gag del año (quizás de muchos años) está protagonizado por una señora de 80 y largos años en un cementerio.

Mención aparte merece ese sencillo y emotivo final. Nunca un simple paseo por tu pasado fue tan épico.

Una delicia de película que mereció tener más reconocimiento en los Oscar. Eso sí, al terminar de verla, apetece un montón quedar con tus familiares más mayores y pedirles que te relaten su vida. Y ese es el mejor reconocimiento que le podemos hacer.


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