Revista Diario

Un pasito para atrás

Por Belen
Hoy, por segundo día consecutivo y con todo el dolor de mi corazón, he dejado a mi peque llorando en el cole. Las vacaciones de Navidad fueron muy largas, y tras ellas una semanita en clase y malito. Esta última amigdalitis le ha tenido seis días de cole en casita, y parece que la vuelta al aula no le ha sentado muy bien. Eso y que el niño aún anda flojillo, no se siente en su mejor momento. Nos suele pasar siempre igual, la semana post-antibiótico suele ser dura: mal humor, cansancio extremo, no tener ganas de ná,....., y claro la negativa a ir al cole era esperada.
Ayer, aunque tenía ganas de regresar a su rutina, ver a su profesora (estupenda, como él dice) y a sus amiguitos, en el último momento, justo en la puerta, los nervios pudieron con él y estalló a llorar. Incluso salió de clase para ir a buscarme. Afortunadamente su profesora en seguida le cogió de la mano, y con la calma que la caracteriza vi como conseguía tranquilizarle en escasos segundos.
Cuando fui a recogerle estaba más tranquilo aunque seguía con ese aire de cansado que no le abandona. Ni que decir tiene que a pesar de pasar el resto del día en casa de los abuelos, jugando, tranquilo, al final tocó berrinche, llanto, en fin, ya sabéis cómo es esto.
Se acostó a las 9 de la noche, hora record en nuestra historia, y ha dormido de un tirón hasta las 8, no me lo podía creer.
Esta mañana, vuelta al mal humor, pero como papá hoy estaba en casa y podía llevarle al cole, pues se ha ido apaciguando. Pero cuando ha llegado la hora de salir de casa,...., más de lo mismo. Y ya en la puerta del aula, llanto al canto. Llanto acompañado de un "mamá es que tengo tos, no puedo entrar en el cole". ¡¡Oh, oh!!. Ya comprende el silogismo, "si estoy malito, no voy al cole, en consecuencia me quedo con mami en casita". Mal asunto.
No sé si habéis oído hablar de cómo los niños somatizan. Los adultos también desde luego, todos somos capaces de somatizar cualquier estado emocional por el que atravesemos. Y claro, mi cabecita, que nunca puede parar quieta, ya se ha puesto en funcionamiento.
Aunque soy bastante positiva y supongo que en unos días, cuando retome su ritmo y supere el cansancio post-antibiótico, todo pasará y volveremos a la normalidad. Mientras tanto me queda ese mal sabor de boca al dejarle llorando amargamente.
Pero no sabemos cuánto tardará en coger algún virusillo nuevo. Ayer, nada más dejarle, una mamá con la que charlo habitualmente me contaba, (curiosamente) orgullosa, que su nene había tenido décimas la noche anterior y que tenía unos mocos verdes, verdes, verdes,..... Por supuesto le había chutado ibuprofeno y por la mañana había procedido de la misma manera para que el nene pudiera ir al cole. ¿Qué significa esto? Viruses por doquier. Esta señora no trabaja en este momento, esto quiere decir que está en su casa. Señora mía, quédese usted al niño en casa a ver si la cosa va a más, ¡¡¡pero no le lleve con décimas a clase!!!.
Confiaré en que mi peque será fuerte, física y emocionalmente y pronto volveremos al punto de "me encanta ir al cole".

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