Revista En Femenino
Un paso adelante en medio de fuerte oposición a los derechos humanos de las mujeres en la 57a. Sesión de la CSW este año
Publicado el 24 marzo 2013 por Daniela @lasdiosas
La 57a. Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW 57) concluyó el viernes de la semana pasada con un documento de Conclusiones Convenidas que fue reconocido por muchas personas como justo, equilibrado y “un importante paso adelante” para afrontar la violencia contra las mujeres y las niñas.
Tras la reunión anual de dos semanas en la Sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York bajo el tema Eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, funcionarios de la ONU y activistas celebraron la noticia de que la CSW 57[2] terminaría con Conclusiones Convenidas. La mayoría de los Estados aceptó el texto general, elogiándolo como “justo y equilibrado”. Sin embargo, a ambos extremos del espectro político, los Estados expresaron cierta decepción con el texto: algunos lamentaron que no haya habido más progresos y otros—como Egipto, Libia, Jordania, Irán, Qatar, el Vaticano (Santa Sede), Nicaragua, Honduras y Sudán—expresaron reservas a partes del texto, especialmente las que hacían referencias explícitas a los derechos sexuales y reproductivos.
Lo cierto es que en 2013, cuando deberíamos estar avanzando derechos por los cuales tanto se luchó y fueron acordados hace casi dos décadas, así como implementando programas para agilizar el acceso de las mujeres a estos derechos y la realización de los mismos, inclusive los enunciados en diversos acuerdos internacionales,[3] activistas por los derechos de las mujeres pasaron dos difíciles semanas repeliendo la oposición fundamentalista que intentaba hacer retroceder los derechos humanos de las mujeres.
Fuerte oposición fundamentalista
En nuestra primera edición de Notas de los Viernes sobre la CSW 57 cuestionamos si veríamos un progreso y un compromiso político reales por parte de los Estados en cuanto a afrontar la violencia contra las mujeres y las niñas (VMN). Las Conclusiones Convenidas este año fueron resultado de flexibilidad y compromiso, necesarios para evitar una situación similar a la CSW 56 de 2012, que debido en gran medida a la polarización de posiciones no adoptó conclusiones convenidas a causa de la fuerte oposición fundamentalista de un pequeño grupo de países conservadores.
Este año, esos grupos llegaron a todo motor y con más fuerza, en “alianzas impías” que incluyeron a diversos Estados tales como Irán, Rusia, Siria, Egipto, algunos Estados del grupo africano y el Vaticano, los cuales se unieron en posiciones contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y los derechos que son violados debido a la orientación sexual e identidades de género de las personas. Estos Estados obstruyeron las negociaciones y cabildearon arduamente para diluir el lenguaje que fue acordado hace décadas.
A la mitad de la segunda semana de negociaciones, la gobernante Hermandad Musulmana de Egipto vituperó el documento de resultados propuesto de la CSW (que insta a erradicar la VMN), afirmando en una declaración de diez puntos que el documento “conducirá a la completa desintegración de la sociedad ... eliminando la especificidad moral que ayuda a preservar la cohesión de las sociedades islámicas”.
En su declaración, la Hermandad Musulmana objetó el otorgamiento de libertad sexual a las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos, la igualdad de derechos para ‘homosexuales’, el respeto y la protección para ‘prostitutas’, la igualdad de derechos para niñas y niños que nacen fuera del matrimonio, la igualdad de derechos de las mujeres en el matrimonio y la herencia, los roles familiares compartidos y el derecho de las mujeres a presentar cargos por violación contra sus esposos. El grupo de acción árabe en la CSW (grupos por los derechos de las mujeres y los derechos humanos) de Egipto, el Líbano, los Territorios Palestinos, Jordania y Túnez expresaron preocupación por la declaración y oposición a ésta e instaron a los gobiernos “a denunciar claramente todas las prácticas que perpetúan la violencia contra las mujeres y las niñas, incluyendo aquéllas que se justifican sobre la base de la tradición, la cultura y la religión, y a trabajar para eliminarlas”.
Organizaciones feministas y de mujeres emitieron una declaración en la que manifiestan preocupaciones respecto a “las muy alarmantes tendencias en las negociaciones del documento de resultados de la 57a. Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU”. En la declaración dicen “NO a cualquier reapertura de negociaciones sobre los acuerdos internacionales ya establecidos”. También elogian a “aquellos Estados que están defendiendo los derechos de las mujeres en su totalidad” y exigen “enfáticamente a todos los gobiernos y la comunidad internacional que rechacen cualquier intento por invocar valores o moral tradicionales para violar los derechos humanos garantizados por la legislación internacional”. Avances relacionados con afrontar la VMN
Defensoras de los derechos humanos (WHRDs)
Uno de los principales éxitos para las WHRDs en la sesión de la CSW este año fue la inclusión, por primera vez en la historia, de lenguaje en las Conclusiones Convenidas que específicamente exige a los Estados “apoyar y proteger a las personas comprometidas con la eliminación de la violencia contra las mujeres, incluyendo a defensoras de los derechos humanos en este respecto, quienes enfrentan riesgos particulares de sufrir violencia”. Las WHRD no son un subgrupo específico que abogan por un asunto específico, sino abogan activamente por la realización de todos los derechos humanos.
Tanto antes de la sesión de la CSW como durante ésta, el trabajo incansable de integrantes de la Coalición Internacional de Defensoras de los Derechos Humanos (WHRD IC) y aliados que abogaron ante Estados Miembros para que incluyeran un lenguaje fuerte en las Conclusiones Convenidas fue fructífero para las WHRD, pero no se dio sin resistencia. Varios Estados, incluyendo Irán, China, Cuba, Siria y algunos del África,[4] no reconocieron que la violencia contra las WHRD está directamente vinculada a su sexo y al trabajo que desempeñan para proteger los derechos de las mujeres, inclusive el relacionado con la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos y la violencia basada en la orientación sexual y las identidades de género.
La versiones iniciales de las Conclusiones Convenidas incluyeron tres referencias a las DDH, pero cuando se llegó a las negociaciones de última hora, Estados defensores de las WHRD tales como México, Colombia, Turquía y la Unión Europea tuvieron que comprometer partes significativas del texto a fin de asegurar que las WHRD quedaran reflejadas en el documento final. Integrantes de la WHRD IC aplauden el reconocimiento de las WHRD en las Conclusiones Convenidas, pero también señalan que podría ser más fuerte y debería incluir compromisos para asegurar que las WHRD puedan desempeñar su trabajo en defensa de los derechos humanos sin temor a represalias, coerción, intimidación o cualquier ataque de esta índole.
Derechos sexuales y salud y derechos reproductivos
Organizaciones y activistas por los derechos sexuales y la salud y los derechos reproductivos trabajaron arduamente para asegurar que los logros de acuerdos previos[5] no dieran marcha atrás, lucharon por la reafirmación explícita de servicios de salud accesibles y asequibles para sobrevivientes de violencia—incluyendo servicios de salud sexual y reproductiva tales como anticoncepción de emergencia y aborto seguro—e instaron a los gobiernos, por primera vez, a obtener y suministrar condones femeninos. El vínculo entre el VIH y la VMN es un tema recurrente en todo el documento: los gobiernos se comprometen a fortalecer y coordinar programas y servicios que abordan las conexiones entre el VIH y la VMN, reconociendo asimismo la necesidad de centrar los servicios en las diversas experiencias de las mujeres y las niñas.
Los gobiernos contrajeron compromisos específicos para velar por la seguridad de las niñas en los espacios públicos y privados, además de poner fin al matrimonio precoz y forzado. También se comprometieron a prevenir, investigar y sancionar actos de violencia cometidos por personas en puestos de autoridad, tales como docentes, líderes religiosos, dirigentes políticos y agentes de la ley y el orden. Otros logros importantes incluyen: reafirmar la educación integral en sexualidad basada en pruebas para afrontar patrones de conducta sociales y culturales de hombres y mujeres; promover la igualdad de género; y eliminar los prejuicios.
El documento reafirma que los Estados deberían “condenar fuertemente todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas y abstenerse de invocar cualquier costumbre, tradición o consideración religiosa para evadir sus obligaciones en cuanto a eliminarla, tal como lo estipula la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer”. Los Estados progresistas lucharon por mantener la palabras alusivas a la religión[6] e incluir a ‘líderes religiosos’.[7]
Algunos de los obstáculos
Lo que quedó claro de las dos semanas de negociaciones es que los Estados conservadores no están dispuestos a aceptar ni promover derechos relacionados con la orientación sexual y las identidades de género. En el lenguaje de las Conclusiones Convenidas hubo un continuo refuerzo de las relaciones normativas tradicionales y una total renuencia a reconocer a grupos que no encajan en identidades y roles de género tradicionales o dentro de una construcción patriarcal tradicional; en ausencia de tal reconocimiento, estos grupos fueron negados. Aunque hay cada vez más consenso y apoyo respecto a la necesidad de incluir lenguaje explícito relacionado con grupos específicos que enfrentan formas particulares de violencia (tales como mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero e intersexuales), no pudo llegarse a un acuerdo sobre este lenguaje con Estados conservadores que bloquearon lenguaje que resalta la violencia sufrida por mujeres y niñas dentro de la diversidad de relaciones en las cuales se involucran. También quedaron fuera del documento de resultados las referencias a la interseccionalidad como un concepto básico para comprender las maneras en que lasmúltiples formas de discriminación que mujeres y niñas enfrentan se vinculan inextricablemente a factores como raza, etnia, religión, salud, capacidad, condición, edad, clase y casta.
Los Estados tampoco llegaron a un consenso sobre el rol de las familias en el combate de la VMN, ya que gobiernos conservadores y el Vaticano no estaban dispuestos a reconocer que existen diversas formas de familias. La declaración retrógrada de que “la familia tradicional” debe ser protegida recibió una fuerte crítica de varios gobiernos progresistas, lo cual condujo a que el párrafo fuera eliminado de las Conclusiones Convenidas.
Hubo una fuerte oposición a lenguaje que indicaba que la violación incluye conducta forzada por parte del esposo o un compañero íntimo de la mujer. Aunque algunos Estados se esforzaron por mantener el término ‘violencia cometida por un compañero íntimo’, que recoge más adecuadamente la gama de relaciones y espacios donde la violencia y otros abusos ocurren, al final quedó fuera de las Conclusiones Convenidas.
También fue decepcionante la falta de apoyo a la propuesta de Brasil relativa a aplicar medidas para combatir la violencia contra trabajadoras del sexo. Dado que en la sesión de la CSW se estaban discutiendo la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres, fue una enorme pérdida el hecho de no haber reconocido a las trabajadoras del sexo como un grupo vulnerable. Lamentablemente, varios gobiernos aprovecharon la oportunidad para exigir que se elimine la demanda de prostitución y/o mezclar el trabajo sexual con la trata; peor aún, promovieron la visión simplista de que la propuesta estaba alentando a las mujeres a involucrarse en la prostitución.
¿Qué significa esto para los derechos humanos de las mujeres al aproximarnos a 2015?
Más de 190 delegaciones de países y seis mil representantes de la sociedad civil asistieron a la sesión de este año de la CSW y hubo un fuerte reconocimiento por parte de las delegaciones gubernamentales acerca del rol crucial que jugó la sociedad civil, descrito como “feroz y de arduo trabajo”.
Shareen Gokal, de AWID, cree que la CSW 57 ayudó a fortalecer el movimiento por los derechos de las mujeres pues brindó la oportunidad de que organizaciones y activistas por los derechos de las mujeres compartieran experiencias a nivel multigeneracional atravesando fronteras, países, sectores y asuntos, además de que facilitó ricos intercambios y aprendizajes entre las activistas más experimentadas y las más nuevas en ese espacio. La diversidad del espacio propició una gama de experiencias para activistas que recorrieron el espectro político—desde trabajar con Estados aliados para avanzar las negociaciones hasta enfrentarse a una fuerte oposición, lo cual dio la oportunidad de vigilar los tipos de argumentos y tácticas que se estaban empleando y, siempre que fue posible, contrarrestarlos y cuestionarlos con perspectivas basadas en los derechos.
Aunque feministas y defensoras de los derechos de las mujeres coinciden en que no obtuvieron todo el lenguaje que habían esperado, aplauden las Conclusiones Convenidas de la CSW 57 como un logro y el resultado de mucho arduo trabajo y determinación a pesar de las muy fuertes reacciones negativas fundamentalistas. Sin duda alguna, esto es un buen presagio a medida que activistas por los derechos de las mujeres continúan su trabajo para influir en la Agenda de Desarrollo posterior a 2015[8] y asegurar que la VMN sea una prioridad para el logro del desarrollo sostenible, la paz y la seguridad, los derechos humanos, el crecimiento económico y la cohesión social.
En las próximas semanas, AWID publicará ediciones adicionales de Notas de los Viernes relacionadas con la CSW, analizando dinámicas y asuntos clave que están en juego y aprendizajes esenciales para futuras sesiones de la CSW y otros procesos intergubernamentales.
Por Susan Tolmay[1]
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 22 de marzo de 2013. Título original: A Step Forward Amid Strong Opposition to Women’s Human Rights at this Year’s 57th Commission on the Status of Women. Traducción: Laura E. Asturias
Notas: La autora agradece a Lydia Alpízar Durán, Marisa Viana y Shareen Gokal por sus contribuciones a este artículo. Ver más información sobre la CSW 57. Incluyendo la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración y Programa de Acción de Viena, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Concretamente, Nigeria y Camerún. Tanto la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing como el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) y lasMedidas clave para seguir ejecutando al Programa de Acción de la CIPD. Párrafos 14 y 15. Párrafos (x) y (mm). Ver las Notas de los Viernes de AWID: La Agenda de Desarrollo posterior a 2015 de la ONU: Qué significa y cómo participar y La Agenda de Desarrollo Post-2015 de la ONU – Un análisis crítico.
Tras la reunión anual de dos semanas en la Sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York bajo el tema Eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, funcionarios de la ONU y activistas celebraron la noticia de que la CSW 57[2] terminaría con Conclusiones Convenidas. La mayoría de los Estados aceptó el texto general, elogiándolo como “justo y equilibrado”. Sin embargo, a ambos extremos del espectro político, los Estados expresaron cierta decepción con el texto: algunos lamentaron que no haya habido más progresos y otros—como Egipto, Libia, Jordania, Irán, Qatar, el Vaticano (Santa Sede), Nicaragua, Honduras y Sudán—expresaron reservas a partes del texto, especialmente las que hacían referencias explícitas a los derechos sexuales y reproductivos.
Lo cierto es que en 2013, cuando deberíamos estar avanzando derechos por los cuales tanto se luchó y fueron acordados hace casi dos décadas, así como implementando programas para agilizar el acceso de las mujeres a estos derechos y la realización de los mismos, inclusive los enunciados en diversos acuerdos internacionales,[3] activistas por los derechos de las mujeres pasaron dos difíciles semanas repeliendo la oposición fundamentalista que intentaba hacer retroceder los derechos humanos de las mujeres.
Fuerte oposición fundamentalista
En nuestra primera edición de Notas de los Viernes sobre la CSW 57 cuestionamos si veríamos un progreso y un compromiso político reales por parte de los Estados en cuanto a afrontar la violencia contra las mujeres y las niñas (VMN). Las Conclusiones Convenidas este año fueron resultado de flexibilidad y compromiso, necesarios para evitar una situación similar a la CSW 56 de 2012, que debido en gran medida a la polarización de posiciones no adoptó conclusiones convenidas a causa de la fuerte oposición fundamentalista de un pequeño grupo de países conservadores.
Este año, esos grupos llegaron a todo motor y con más fuerza, en “alianzas impías” que incluyeron a diversos Estados tales como Irán, Rusia, Siria, Egipto, algunos Estados del grupo africano y el Vaticano, los cuales se unieron en posiciones contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y los derechos que son violados debido a la orientación sexual e identidades de género de las personas. Estos Estados obstruyeron las negociaciones y cabildearon arduamente para diluir el lenguaje que fue acordado hace décadas.
A la mitad de la segunda semana de negociaciones, la gobernante Hermandad Musulmana de Egipto vituperó el documento de resultados propuesto de la CSW (que insta a erradicar la VMN), afirmando en una declaración de diez puntos que el documento “conducirá a la completa desintegración de la sociedad ... eliminando la especificidad moral que ayuda a preservar la cohesión de las sociedades islámicas”.
En su declaración, la Hermandad Musulmana objetó el otorgamiento de libertad sexual a las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos, la igualdad de derechos para ‘homosexuales’, el respeto y la protección para ‘prostitutas’, la igualdad de derechos para niñas y niños que nacen fuera del matrimonio, la igualdad de derechos de las mujeres en el matrimonio y la herencia, los roles familiares compartidos y el derecho de las mujeres a presentar cargos por violación contra sus esposos. El grupo de acción árabe en la CSW (grupos por los derechos de las mujeres y los derechos humanos) de Egipto, el Líbano, los Territorios Palestinos, Jordania y Túnez expresaron preocupación por la declaración y oposición a ésta e instaron a los gobiernos “a denunciar claramente todas las prácticas que perpetúan la violencia contra las mujeres y las niñas, incluyendo aquéllas que se justifican sobre la base de la tradición, la cultura y la religión, y a trabajar para eliminarlas”.
Organizaciones feministas y de mujeres emitieron una declaración en la que manifiestan preocupaciones respecto a “las muy alarmantes tendencias en las negociaciones del documento de resultados de la 57a. Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU”. En la declaración dicen “NO a cualquier reapertura de negociaciones sobre los acuerdos internacionales ya establecidos”. También elogian a “aquellos Estados que están defendiendo los derechos de las mujeres en su totalidad” y exigen “enfáticamente a todos los gobiernos y la comunidad internacional que rechacen cualquier intento por invocar valores o moral tradicionales para violar los derechos humanos garantizados por la legislación internacional”. Avances relacionados con afrontar la VMN
Defensoras de los derechos humanos (WHRDs)
Uno de los principales éxitos para las WHRDs en la sesión de la CSW este año fue la inclusión, por primera vez en la historia, de lenguaje en las Conclusiones Convenidas que específicamente exige a los Estados “apoyar y proteger a las personas comprometidas con la eliminación de la violencia contra las mujeres, incluyendo a defensoras de los derechos humanos en este respecto, quienes enfrentan riesgos particulares de sufrir violencia”. Las WHRD no son un subgrupo específico que abogan por un asunto específico, sino abogan activamente por la realización de todos los derechos humanos.
Tanto antes de la sesión de la CSW como durante ésta, el trabajo incansable de integrantes de la Coalición Internacional de Defensoras de los Derechos Humanos (WHRD IC) y aliados que abogaron ante Estados Miembros para que incluyeran un lenguaje fuerte en las Conclusiones Convenidas fue fructífero para las WHRD, pero no se dio sin resistencia. Varios Estados, incluyendo Irán, China, Cuba, Siria y algunos del África,[4] no reconocieron que la violencia contra las WHRD está directamente vinculada a su sexo y al trabajo que desempeñan para proteger los derechos de las mujeres, inclusive el relacionado con la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos y la violencia basada en la orientación sexual y las identidades de género.
La versiones iniciales de las Conclusiones Convenidas incluyeron tres referencias a las DDH, pero cuando se llegó a las negociaciones de última hora, Estados defensores de las WHRD tales como México, Colombia, Turquía y la Unión Europea tuvieron que comprometer partes significativas del texto a fin de asegurar que las WHRD quedaran reflejadas en el documento final. Integrantes de la WHRD IC aplauden el reconocimiento de las WHRD en las Conclusiones Convenidas, pero también señalan que podría ser más fuerte y debería incluir compromisos para asegurar que las WHRD puedan desempeñar su trabajo en defensa de los derechos humanos sin temor a represalias, coerción, intimidación o cualquier ataque de esta índole.
Derechos sexuales y salud y derechos reproductivos
Organizaciones y activistas por los derechos sexuales y la salud y los derechos reproductivos trabajaron arduamente para asegurar que los logros de acuerdos previos[5] no dieran marcha atrás, lucharon por la reafirmación explícita de servicios de salud accesibles y asequibles para sobrevivientes de violencia—incluyendo servicios de salud sexual y reproductiva tales como anticoncepción de emergencia y aborto seguro—e instaron a los gobiernos, por primera vez, a obtener y suministrar condones femeninos. El vínculo entre el VIH y la VMN es un tema recurrente en todo el documento: los gobiernos se comprometen a fortalecer y coordinar programas y servicios que abordan las conexiones entre el VIH y la VMN, reconociendo asimismo la necesidad de centrar los servicios en las diversas experiencias de las mujeres y las niñas.
Los gobiernos contrajeron compromisos específicos para velar por la seguridad de las niñas en los espacios públicos y privados, además de poner fin al matrimonio precoz y forzado. También se comprometieron a prevenir, investigar y sancionar actos de violencia cometidos por personas en puestos de autoridad, tales como docentes, líderes religiosos, dirigentes políticos y agentes de la ley y el orden. Otros logros importantes incluyen: reafirmar la educación integral en sexualidad basada en pruebas para afrontar patrones de conducta sociales y culturales de hombres y mujeres; promover la igualdad de género; y eliminar los prejuicios.
El documento reafirma que los Estados deberían “condenar fuertemente todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas y abstenerse de invocar cualquier costumbre, tradición o consideración religiosa para evadir sus obligaciones en cuanto a eliminarla, tal como lo estipula la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer”. Los Estados progresistas lucharon por mantener la palabras alusivas a la religión[6] e incluir a ‘líderes religiosos’.[7]
Algunos de los obstáculos
Lo que quedó claro de las dos semanas de negociaciones es que los Estados conservadores no están dispuestos a aceptar ni promover derechos relacionados con la orientación sexual y las identidades de género. En el lenguaje de las Conclusiones Convenidas hubo un continuo refuerzo de las relaciones normativas tradicionales y una total renuencia a reconocer a grupos que no encajan en identidades y roles de género tradicionales o dentro de una construcción patriarcal tradicional; en ausencia de tal reconocimiento, estos grupos fueron negados. Aunque hay cada vez más consenso y apoyo respecto a la necesidad de incluir lenguaje explícito relacionado con grupos específicos que enfrentan formas particulares de violencia (tales como mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero e intersexuales), no pudo llegarse a un acuerdo sobre este lenguaje con Estados conservadores que bloquearon lenguaje que resalta la violencia sufrida por mujeres y niñas dentro de la diversidad de relaciones en las cuales se involucran. También quedaron fuera del documento de resultados las referencias a la interseccionalidad como un concepto básico para comprender las maneras en que lasmúltiples formas de discriminación que mujeres y niñas enfrentan se vinculan inextricablemente a factores como raza, etnia, religión, salud, capacidad, condición, edad, clase y casta.
Los Estados tampoco llegaron a un consenso sobre el rol de las familias en el combate de la VMN, ya que gobiernos conservadores y el Vaticano no estaban dispuestos a reconocer que existen diversas formas de familias. La declaración retrógrada de que “la familia tradicional” debe ser protegida recibió una fuerte crítica de varios gobiernos progresistas, lo cual condujo a que el párrafo fuera eliminado de las Conclusiones Convenidas.
Hubo una fuerte oposición a lenguaje que indicaba que la violación incluye conducta forzada por parte del esposo o un compañero íntimo de la mujer. Aunque algunos Estados se esforzaron por mantener el término ‘violencia cometida por un compañero íntimo’, que recoge más adecuadamente la gama de relaciones y espacios donde la violencia y otros abusos ocurren, al final quedó fuera de las Conclusiones Convenidas.
También fue decepcionante la falta de apoyo a la propuesta de Brasil relativa a aplicar medidas para combatir la violencia contra trabajadoras del sexo. Dado que en la sesión de la CSW se estaban discutiendo la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres, fue una enorme pérdida el hecho de no haber reconocido a las trabajadoras del sexo como un grupo vulnerable. Lamentablemente, varios gobiernos aprovecharon la oportunidad para exigir que se elimine la demanda de prostitución y/o mezclar el trabajo sexual con la trata; peor aún, promovieron la visión simplista de que la propuesta estaba alentando a las mujeres a involucrarse en la prostitución.
¿Qué significa esto para los derechos humanos de las mujeres al aproximarnos a 2015?
Más de 190 delegaciones de países y seis mil representantes de la sociedad civil asistieron a la sesión de este año de la CSW y hubo un fuerte reconocimiento por parte de las delegaciones gubernamentales acerca del rol crucial que jugó la sociedad civil, descrito como “feroz y de arduo trabajo”.
Shareen Gokal, de AWID, cree que la CSW 57 ayudó a fortalecer el movimiento por los derechos de las mujeres pues brindó la oportunidad de que organizaciones y activistas por los derechos de las mujeres compartieran experiencias a nivel multigeneracional atravesando fronteras, países, sectores y asuntos, además de que facilitó ricos intercambios y aprendizajes entre las activistas más experimentadas y las más nuevas en ese espacio. La diversidad del espacio propició una gama de experiencias para activistas que recorrieron el espectro político—desde trabajar con Estados aliados para avanzar las negociaciones hasta enfrentarse a una fuerte oposición, lo cual dio la oportunidad de vigilar los tipos de argumentos y tácticas que se estaban empleando y, siempre que fue posible, contrarrestarlos y cuestionarlos con perspectivas basadas en los derechos.
Aunque feministas y defensoras de los derechos de las mujeres coinciden en que no obtuvieron todo el lenguaje que habían esperado, aplauden las Conclusiones Convenidas de la CSW 57 como un logro y el resultado de mucho arduo trabajo y determinación a pesar de las muy fuertes reacciones negativas fundamentalistas. Sin duda alguna, esto es un buen presagio a medida que activistas por los derechos de las mujeres continúan su trabajo para influir en la Agenda de Desarrollo posterior a 2015[8] y asegurar que la VMN sea una prioridad para el logro del desarrollo sostenible, la paz y la seguridad, los derechos humanos, el crecimiento económico y la cohesión social.
En las próximas semanas, AWID publicará ediciones adicionales de Notas de los Viernes relacionadas con la CSW, analizando dinámicas y asuntos clave que están en juego y aprendizajes esenciales para futuras sesiones de la CSW y otros procesos intergubernamentales.
Por Susan Tolmay[1]
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 22 de marzo de 2013. Título original: A Step Forward Amid Strong Opposition to Women’s Human Rights at this Year’s 57th Commission on the Status of Women. Traducción: Laura E. Asturias
Notas: La autora agradece a Lydia Alpízar Durán, Marisa Viana y Shareen Gokal por sus contribuciones a este artículo. Ver más información sobre la CSW 57. Incluyendo la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración y Programa de Acción de Viena, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Concretamente, Nigeria y Camerún. Tanto la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing como el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) y lasMedidas clave para seguir ejecutando al Programa de Acción de la CIPD. Párrafos 14 y 15. Párrafos (x) y (mm). Ver las Notas de los Viernes de AWID: La Agenda de Desarrollo posterior a 2015 de la ONU: Qué significa y cómo participar y La Agenda de Desarrollo Post-2015 de la ONU – Un análisis crítico.
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