Revista Diario
En la clase de Susanita, este año, hay un niño nuevo que padece acondroplasia. Vista la que me hizo pasar el Terro la última vez que nos cruzamos con alguien afecto de esta enfermedad, le expliqué a mis hijos el primer día que su compañero era un niño normal como los demás, pero que tenía un problema en sus cromosomas. Siguió a esto una explicación, digna de "Erase una vez la vida", de lo que son los cromosomas y demás. Pero lo entendieron. Veréis. Este fin de semana lo hemos pasado con ellos en un hotel en el sur de la isla (unas minivacaciones para matar el mono de no haber tenido vacaciones reales). En cuanto vieron el jacuzzi que había cerca de la piscina, los dos se volvieron locos. - Vamos al jacuzzi, vamos al jacuzzi - gritaban. Pero en la entrada, un cartel bien grande decía: "Prohibido a menores de 14 años". - Mirad lo que pone ahí - les avisé. - No pasa nada - argumentó Susanita - Como yo soy tan alta, les puedes decir que tengo 14 años. Y que el Terro tiene un problema con sus cromosomas. Y santas pascuas. Le solté una carcajada. Y pedí permiso. Se ganaron el jacuzzi.