¿Recordáis que una de nosotras adquirió por internet unas nuevas sillas para su comedor? Pues también recordaréis que la mesa a la que rodeaban ahora no tenía "filin" con ellas... El pie se veía demasiado fuerte, oscuro y mazacote para asientos tan livianos.
Con la ayuda de una de las Julias, se retiró el pesado cristal que cubría nuestro basamento. Automáticamente, Perico hizo de él su lugar en altura para observar nuestros movimientos...
Elegimos el color blanco para aclarar el pedestal. No tuvimos que lijar, pero sí aplicar hasta cuatro capas de pintura a la tiza para cubrir tanta oscuridad.
Perico insitía... "Este es mi sitio y de aquí no me muevo", parecía decir desafiante y altivo. Pero no le quedó otra que huir a sus aposentos cuando su "madre" le pidió "amablemente" le dejara continuar con su trabajo redecorativo.
Con la lija envejecimos hasta adquirir el resultado deseado.
La roseta central lucía ahora mucho más que con su aspecto oscuro anterior.
Parece que las sillas han aceptado con mayor gusto a su compañero central. El pie ha rejuvenecido y ha dado más luz al comedor que lo alberga, ¿no creéis?
Seguimos siendo responsables en la "desescalada" y os deseamos...
¡FELIZ FIN DE SEMANA!