Que 45 m2 pueden dar para mucho, y eso lo confirma esta vivienda, que cuenta con salón, comedor y cocina integrados, patio, baño, dormitorio y un altillo, que incluso podría aprovecharse para ubicar una segunda habitación.
Se compone de espacios abiertos, líneas sencillas, colores neutros y toques cálidos, y predomina la sensación de continuidad visual conseguida a través del color blanco y la tarima vinílica que cubre el suelo de toda la vivienda.
La cocina está integrada de tal menara que pasa inadvertida desde el salón. Además, se une con el comedor y el salón, para dar una sensación de mayor amplitud.
La altura de los techos permitió construir un altillo en el que ubicar un dormitorio. Debajo de éste se encuentra el baño.
El blanco es predominante, pero se incluyen pequeños detalles en tonos rosas o tierra para romper el equilibrio y la monotonía del ambiente.
Se incorpora un pequeño comedor con sillas de diseño, creando un ambiente armónico en el que aparece al fondo el recibidor, funcional y con personalidad.
En el patio se encuentra mobiliario práctico, pero acorde, con cojines de colores y muchas plantas.
Como toque diferenciador en el dormitorio, una pared con estilo. De ladrillo visto y con un toque muy especial al combinarlo con ropa de cama en blancos y grises, madera natural y frentes lisos, se logra una decoración fresca y de estilo contemporáneo.
En el baño, un ambiente despejado y luminoso. Paredes claras combinadas con piezas cerámicas más oscuras para crear contraste.
En el próximo post...'Una pequeña vivienda fuera de lo común'
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