2ª PARTE: de la ocupación otomana a la caída del Imperio Austrohúngaro.
EL DOMINIO DE LOS HABSBURGO
Desde Transilvania, los príncipes herederos siguieron luchando contra los Habsburgo para recuperar la corona, sin ningún éxito, cayendo el Principado en el olvido hasta que en 1686, Leopoldo de Habsburgo expulsó a los turcos de Buda y, posteriormente, en 1691 de todos los territorios ocupados de Hungría, y disolvió el Principado Independiente de Transilvania.
Los Habsburgo continuaron la germanización en las tierras húngaras antiguamente ocupadas por los turcos, y los descendientes de Leopoldo, la Reina María Teresa I de Austria y su hijo José II de Habsburgo acentuaron el proceso, marginando a la nobleza y aristocracia húngara. Con la caída del Sacro Imperio Germánico, surgió el Imperio Austríaco, regido por el emperador Francisco I, que era a su vez rey de Hungría y de Bohemia.
LA REVOLUCIÓN DE 1848 Y EL IMPERIO AUSTROHÚNGARO
Esta represión iniciada por los Habsburgo y el Imperio Austríaco comenzó a originar un fuerte sentimiento de nacionalismo húngaro, que culminó en con la revolución húngara de 1848, cuando un grupo de jóvenes intelectuales húngaros redactaron el 15 de Marzo los famosos 12 puntos exigiendo más independencia y libertad de la corona de los Habsburgo. El poeta Sándor Petőfi, Mór Jókai, Pál Vasvári y otros fueron recitando las exigencias y un poema (Nemzeti dál), por las calles de Budapest, donde se les unieron miles de ciudadanos húngaros. Además ocuparon una imprenta donde reprodujeron el manuscrito y distribuyeron miles de copias.
Sándor Petőfi, uno de los héroes de la revolución contra los Habsburgo.
Se produjeron revueltas por todo el reino, lo que consiguió finalmente la declaración de autonomía de Hungría de los Habsburgo y el gobierno de Kossuth Lajos, que exigía recaudar y gastar todos los impuestos del territorio húngaro y controlar el ejército asentado allí. Viendo la revolución muy cerca, Austria aceptó las exigencias inicialmente, aunque una vez apaciguada la revuelta, rechazó la independencia húngara, comenzando una guerra civil.
Los húngaros no solo lucharon contra los austríacos, sino también contra los ejércitos de las minorías que habitaban el Reino de Hungría (croatas, alemanes, serbios...), que rechazaban el dominio de los magiares sobre sus propias ideologías nacionales. Inicialmente, los húngaros tuvieron mucho éxito, declarando su independencia total de Austria en 1849, lo que llevó a los Habsburgo a pedir ayuda al zar Nicolás I de Rusia, que invadió Hungría por el este.
Tras el alzamiento de Viena, donde simpatizantes del los húngaros combatieron contra fuerzas de los Habsburgo, partieron 70.000 soldados austríacos hacia Hungría por la ribera del Danubio, y soldados rusos atacaron por el este, tomando el control del territorio húngaro. Finalmente, Kossuth Lajos abdicó y se exilió en Estados Unidos. Más tarde admitió que su gran error fue luchar contra las minorías de Hungría en lugar de haberse aliado con ellas. Viena, por su parte, ejecutó como represalia a 13 oficiales húngaros en la ciudad de Arad en Octubre de ese mismo año, los llamados mártires de Arad (Aradi vértanúk).
Algunos años más tarde, sin embargo, tras las derrotas del Imperio Austriaco contra Prusia e Italia, Hungría se vio con fuerzas y volvió a ejercer presión para equipararse con Austria y formar una especie de confederación, y esta aceptó dentro del llamado compromiso austrohúngaro de 1867. Este reconocía a Hungría como una entidad autónoma dentro del Imperio austríaco, que pasaba a llamarse Imperio Austrohúngaro, una monarquía dual.
Mapa de Europa, con el territorio del Imperio Austrohúngaro en verde.
Hungría tendría su propio parlamento en Budapest, con su propio gobierno, compartiendo Hungría y Austria los ministerios de finanzas, defensa y exteriores, alternándose los ministros de cada país. Aunque las sedes estaban en Viena, estuvieron casi controladas en su totalidad por la élite húngara. En la parte económica, se debían renovar los acuerdos cada década, no así la parte política que era definitiva.
De esta forma, Hungría controló su reino de una manera muy centralista, y pese a que los húngaros constituían tan solo el 45% de la población en 1910, el 96% de los funcionarios eran de etnia magiar. De la misma forma, 405 de los 413 diputados eran húngaros, 5 eran rumanos y 3 eslovacos. La mayoría de los profesores (más del 90%) eran también magiares. Esto dio lugar a un amplio proceso de magiarización de las minorías (que sin embargo constituían más de la mitad de la población). Tan solo los croatas, leales a Habsburgo y contrarios al proceso de centralización magiar, consiguieron amplia autonomía. El país estaba en manos de la nobleza y tan solo el 6% de la población tenía derecho a voto, en cambio Austria aprobó un sufragio censitario y libertad religiosa, de asociación y pensamiento.
Mapa que demuestra la complejidad y variedad de la población del Imperio.
Durante la monarquía dual, la economía creció de manera vertiginosa, hasta ser la 5º europea y 6º mundial antes de la gran guerra. El transporte, especialmente el ferroviario se desarrolló ampliamente por los dos territorios. En 1910 ambas sumaban 51 millones de habitantes, de las cuales 28 eran austríacos y 20 húngaros. Había 12 nacionalidades (austro-germánicos, húngaros, eslavos, latinos, judíos, musulmanes...) y 8 lenguas en los dos territorios. Las principales ciudades eran Viena, Budapest y Praga. Viena era, tras Londres y París, la tercera mayor ciudad de Europa.
En esta época se realizaron muchas de las construcciones más emblemáticas de la capital húngara: el parlamento, la ópera, el metro 1 (la primera línea de metro del continente europeo), los puentes del Danubio, la plaza de los héroes...
Bandera del Imperio Austrohúngaro.
1ª GUERRA MUNDIAL Y FIN DEL IMPERIO
En 1914, la declaración de guerra de Austrohungría a Serbia, y la invasión de Alemania a Bélgica, se inició una cadena de declaraciones de guerra que concluyeron en el inicio de la 1º guerra mundial. Por un lado lucharon Francia, Reino Unido y el Imperio Ruso (la triple entente) y por otro Alemania y Austria-Hungría (las potencias centrales).
Como consecuencia de la derrota de Alemania y Austria-Hungría en la guerra, el imperio fue disuelto y tras la firma del tratado de Trianon, Hungría perdió 2/3 de sus territorios y adoptó la actual silueta en los mapas políticos, quedando unos 3 millones de magiares fuera de su territorio, así como importantes materias primas y recursos agrícolas y ganaderos. Además debía pagar una cantidad no estipulada en concepto de indemnizaciones de guerra, y no podía formar un ejército mayor de 35.000 soldados ni fabricar artillería pesada.
Durante 5 meses, en 1919, tras la dimisión de los líderes húngaros, los comunistas asumieron el poder y formaron la República Soviética de Hungría, que fue sustituida de nuevo por el Reino de Hungría.
El nuevo y debilitado Reino de Hungría fue dirigido por el Miklós Horthy, un almirante de la antigua armada austrohúngara que regía un reino sin salida al mar ni rey. En el período de entreguerras Hungría comerció principalmente con Alemania e Italia, lo cual le llevó a un acercamiento a ambos países y al fascismo, y la recuperación de algunos territorios perdidos (arbitrajes de Viena).
Durante la segunda guerra mundial, Horthy vaticinó la victoria aliada desde el principio, y pese a firmar el pacto tripartito (su alianza con Alemania, Italia y Japón), se mostró reacio a colaborar con Alemania en la mayoría de las operaciones, aunque finalmente acabaría apoyándoles y recuperando de esta forma gran parte de los territorios perdidos en Trianon.
La política incierta de Horthy desconcertó tanto a Hitler como a los aliados. Finalmente Alemania acabaría invadiendo Hungría en 1944, y comenzaron las deportaciones masivas de judíos bajo el gobierno de Szálasi, puesto por los alemanes. Los soviéticos avanzaron por el este, y establecieron una capital en Debrecen, expulsando a los alemanes hasta el famoso sitio de Budapest, y ocupando todo el país, que caía en la órbita soviética. Finalmente en 1945 la guerra terminó con la victoria aliada y la derrota de las potencias del eje.
Imágenes del sitio de Budapest.
En 1947 se firmaron los tratados de París, y Hungría perdió de nuevo los territorios adquiridos en la guerra volviendo a su situación tras el tratado de Trianon de 1920. Además Hungría fue forzada a realizar numerosos intercambios de población, enviando alemanes húngaros a Alemania e intercambiando eslovacos que vivían en Hungría por húngaros que estaban en Eslovaquia.