Revista Opinión
Con retraso, pero por fin nos enganchamos a la sensatez de los espacios libres de humo. Ha habido mucha discusión al respecto, pero, curiosamente, poco contraste empírico. Que si es un atentado a la libertad, que si la mala educación de los fumadores, que si el paternalismo estatal, que si las consecuencias para la salud,...
Discutir está muy bien, a mi me pone como a cualquiera una buena discusión. Pero si queremos saber las consecuencias de la prohibición del humo en lugares públicos no tenemos más que echar un vistazo a los países donde nos llevan ventaja. Y la realidad es que en todos ellos no fumadores y fumadores están (siempre hablando en términos generales) mejor según su propia apreciación. Spain is not different. Los españoles fumadores que van durante una temporada a los EEUU (y hablo de este caso porque es el que conozco) reconocen la bondad de la legislación que les impide fumar en lugares públicos. Ninguna encuesta en ningún país con esta prohibición indica que haya nostalgia alguna por los viejos tiempos de tolerancia mal entendida.
En principio parecía que la separación entre lugares de fumadores y no fumadores podría haber resultado. No fue el caso. Uno puede aventurar que la razón es la misma por la que no funcionó en su momento el tener cines para fumadores y no fumadores o centros comerciales de uno u otro tipo. Siendo lugares públicos y siendo el público no individual, sino grupos de individuos, en su mayor parte, una separación de los lugares para fumadores y no fumadores implicaba obligar a negociaciones a los grupos de individuos (familias, cuadrillas de amigos, compañeros de trabajo,...) y a conciliar estas con las decisiones de los dueños de locales. Tales negociaciones, que entendemos difíciles sino imposibles, para los casos de los cines, se han mostrado también difíciles en el sector hostelero. De ahí la necesidad de una regla general y que esta sea la más favorable a la inmensa mayoría de no fumadores y fumadores (los que quieren fumar, pero no quieren un ambiente lleno de humo).
¿Tendrá éxito la norma? Lo iremos viendo a partir de hoy. Soy optimista. Reglas claras son más fáciles de cumplir que reglas que dejan grados de arbitrariedad. Además, ahora el poder de negociación y el equilibrio que corresponde a un punto focal están del lado de los que prefieren el espacio libre de humos. Para entender esto último recomiendo la entrada de mi colega Marco Celentani en el blog Nada es gratis.
Ahora toca ir contra el ruido y contra el excesivo número de coches en los centros de las ciudades y de algunos barrios, y contra la suciedad en las calles y la contaminación atmosférica, y las emisiones de CO2,...
Salud.